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Israel Galván baila un libro. La verdad escénica del baile flamenco y sus prodigios

La materia, la forma, se puede ver y tocar.

La forma, la materia, de los objetos, de los cuerpos, de los movimientos, de los sonidos, nos toca, nos afecta en mayor o menor medida. Produce sensaciones físicas, emociones.

El artista belga Marcel Broodthaers (1924-1976), primero fue poeta literato y después artista plástico, que intentó materializar y darle forma corpórea a la poesía escrita. Transformar en objeto plástico, en escultura, el poema escrito.

Lo que suele denominarse como “libro de artista” es un puente entre la literatura (el arte de la palabra) y las artes visuales. Broodthaers creó varios libros de artista. Uno de ellos es una intervención performativizadora sobre Un coup de dés… Una tirada de dados…, de Mallarmé, poema que suele situarse como fundador de la modernidad en poesía.

Un coup de dés jamais n’abolira le hazard de Stéphane Mallarmé es un poema, publicado por Gallimard tras la muerte de su autor en 1914 y reinterpretado por Marcel Broodthaers en 1969, que sirve como punto de partida para Una tirada de dados, de Filiep Tacq, Pedro G. Romero e Israel Galván.

Una tirada de dados se estrena en la biblioteca más antigua de Europa, que está en la Universidad de Lovaina, en el marco del festival Playground. En el Estado español se estrena en la Biblioteca e Arquivo de Galicia, que está en la Cidade da Cultura, ideada por Peter Eisenman, en el monte Gaiás de Santiago de Compostela, dentro de la programación del festival Escenas do Cambio 2018, donde pude verla el 2 de febrero.

Ha pasado tiempo, desde el 2 de febrero de 2018, hasta que escribo esto, en la primera semana de junio. ¿Pero quién ha dicho que las artes vivas, la danza, el teatro, son efímeras? Una tirada de dados, de Filiep Tacq, Pedro G. Romero e Israel Galván, sigue repiqueteando en mi mente a día de hoy. Por eso vuelvo a ella intentando explicármela, explicártela, consciente de que se trataba de una experiencia excepcional.

Una tirada de dados es un espectáculo que abole el concepto tradicional de espectáculo o de obra teatral, ya que mezcla el formato de conferencia-charla con el de la hibridación entre performance y baile flamenco.

La conferencia-charla, de la primera parte, es entre el editor y diseñador gráfico belga Filiep Tacq y el artista y curador andaluz Pedro G. Romero, acerca de la apasionante aventura artística y vital de Marcel Broodthaers y de sus libros visuales, hoy inaccesibles para el público, custodiados en museos. Instituciones que solo permiten verlos a una distancia prudencial y aséptica y que impiden la relación cuerpo a cuerpo que esos mismos libros demandan, según la concepción de su autor.

Una conversación-conferencia que también expone la propia aventura del proceso que ha dado lugar a este encuentro y a esta Una tirada de dados. Los azares y las encrucijadas que unen a personas de distintos lugares y ocupaciones, que implican diseño de libros, filosofía y estética en torno al flamenco y la propia danza.

De repente, la conferencia-conversación es interrumpida por golpes lejanos. Un portazo, lo que parece la caída estrepitosa de algún objeto, alguna palmada… que provienen de fuera, de lo que, en teatro, llamamos la extraescena. Entre el público, alguien se asusta. La charla continúa, pero, poco a poco, esos golpes comienzan a reiterarse, a intensificarse, a adquirir una musicalidad, a acercarse.

El ejecutante entra en la sala, es el prestigioso bailaor flamenco Israel Galván, quien, como el flautista de Hamelín, entra por el pasillo lateral, pasa a través del estrado, donde está la mesa de los conferenciantes, y, con su zapateao y sus palmas, en percusión flamenca heterodoxa e inhabitual, hace que nos levantemos de nuestras butacas, salgamos del Auditorio Xosé Neira Vilas, tras él y le sigamos, por los corredores que conducen a la inmensa Biblioteca.

Allí, entre libros, espectadoras y espectadores, sobre dos pequeñas plataformas de madera, dos tableros sobre el suelo de mármol, uno de ellos unos centímetros más elevado que el otro, para aprovechar dos diferentes posibilidades de vibración, Israel Galván realiza una performance dancística con un libro, activándolo de sutiles y sorprendentes maneras, a través de su manipulación dancística.

Entre las intervenciones de Marcel Broodthaers sobre el libro de Mallarmé, casi a modo de palimpsesto, quizás la que más llama la atención son las barras o rectángulos negros con los que tapa las líneas de texto, volviéndolo, por tanto, ilegible.

Las páginas, de esta manera, cambian literatura por imagen. Una imagen en la que predomina el ritmo entre los llenos y vacíos generados por esas barras negras, recordando a una especie de partitura musical, produciendo una imagen constructivista, incluso evocando una suerte de código visual misterioso.

De un modo análogo, el baile, el zapateao, las palmas, la percusión corporal, el siseo, los silencios, las detenciones del cuerpo… de Israel Galván, actúan como un palimpsesto, como un procedimiento que materializa y da forma, como en un juego de muñecas rusas, al poema de Mallarmé, intervenido por Broodthaers y ahora performativizado por la danza.

Las manos del bailaor vibran sobre las páginas del libro. Se produce una especie de conjunción simbiótica entre el libro, las manos, los brazos y el cuerpo.

Galván, ciertamente, nos demuestra que se puede bailar un libro. Sobre un atril, el libro abierto, y delante, sobre el tablao improvisado, el bailaor interpretando esos versos cubiertos por barras negras. Esa “mise en page” (puesta en página) convertida, por obra y gracia del baile, en “mise en scène” (puesta en escena).

El libro en el suelo y el bailaor tumbado boca abajo, con la frente sobre la portada del libro.

El libro abierto, como un tejado a dos aguas, sobre la cabeza del bailaor, mientras un zapateao vertiginoso y contundente parece darle raíces a la copa del árbol, al libro.

El libro deshojado y las páginas enganchadas al pelo y a la ropa del bailaor. La alteración que esto implica en el movimiento, vestido así de papel. También la modificación de las percusiones de las manos contra el cuerpo…

Galván se permite hacer con el libro lo inimaginable, lo más inverosímil, dentro de diferentes dinámicas de relación, desde la simbiosis hasta el diálogo, en el que el objeto es otro más con quien interactuar.

La plasticidad visual y la musicalidad de la performance con el objeto libro, con su lectura dancística e incluso con su deconstrucción, forma parte de esa capacidad asombrosa de este virtuoso coreógrafo y bailaor.

Algunas de las figuras y atrevimientos que surgen, resultarían ridículos o postizos en cualquier actor o bailarín que no tuviese esta capacidad de transmutación y sublimación.

Lo que a mí, particularmente, más me llamó la atención de Una tirada de dados, a parte de su apariencia de evento espontáneo y no preparado, fue la verdad escénica que el arte flamenco de Israel Galván le imprimía a la performance.

 


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