Teatro Clásico de Sevilla regresa a Madrid con ‘Hamlet’
El Teatro Fígaro de Madrid acogerá del 13 al 26 de agosto las funciones de la premiada versión de ‘Hamlet’ creada por la compañía Teatro Clásico de Sevilla en coproducción con el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro y el Festival de Teatro de Niebla.
Con dirección y dramaturgia de Alfonso Zurro y protagonizada por Pablo Gómez-Pando, esta versión de ‘Hamlet’ ha recibido un total de 21 galardones, entre los que se encuentran un Premio MAX 2017, el Premio del Público en el Festival Olmedo Clásico 2017, ocho Premios Lorca, seis Premios Escenarios de Sevilla o tres Premios ADE (dirección, escenografía e iluminación).
Teatro Clásico de Sevilla se propone hacer de lo difícil algo hermoso para acercar una obra clásica a un público cada vez menos acostumbrado a ver obras como ésta. La compañía se ha embarcado en un ‘Hamlet’ donde, con fidelidad al texto shakesperiano, apuesta por narrar la obra con claridad y limpieza expositiva. Utilizar el artificio teatral para encerrar al protagonista en esa cáscara de nuez donde dice que podría vivir, o en esa cárcel que para él es Dinamarca.
Ésa es la base conceptual del espacio escénico imaginativo diseñado por Curt Allen Willmer. En él se coloca a Hamlet frente a un mundo de espejos, para que el espectador escudriñe en su propia conciencia a través de la imagen y las palabras. Este Hamlet es atemporal y cuenta con una gran verdad escénica. Sus dudas, sus interrogantes, saltan a través del tiempo y nos llegan hasta el día de hoy, con esa capacidad para mostrar el alma humana y dar luz a las sombras más inquietantes.
¿Dónde está Hamlet? ¿En qué tiempo y lugar habita el personaje shakesperiano? ¿Cómo nos llegan las palabras del príncipe de Dinamarca en un mundo donde se observa, se vigila, se espía, y nada pasa desapercibido? La privacidad se ha evaporado.
¿Somos reales o imágenes reflejadas caminando por una superficie inestable, y variable? Lo que debería ser sólido es mudable, las raíces son imposibles, no hay materia que las sustente.
Y por encima, la ambición del poder. El poder, como manipulador, corruptor, vengativo, asesino… Una ambición que mueve a los personajes y los aboca a la confrontación y a la destrucción. Algo huele a podrido cuando alguien se lanza a conseguir el poder a toda costa.
Ser o no ser. Existir o no existir. Siempre la misma cantinela. Y la duda, la imposibilidad de tomar una decisión. El miedo a caer en el vacío de la nada o en el tumulto de la eternidad. Pero si uno no actúa, otros lo harán…
Un microcosmos para mostrarnos el cosmos de la humanidad. Las relaciones, las conciencias, los miedos, las aspiraciones… Tan pequeño y condensado como en una cáscara de nuez. Un universo. Como los personajes de este ‘Hamlet’. Imposibilitados para escapar de un espacio, de un mundo donde siguen con su ser o no ser.