El CDN y La Phármaco estrenan ‘Una gran emoción política’
El Teatro Valle-Inclán de Madrid acoge del 26 al 30 de septiembre las funciones de ‘Una gran emoción política’, coproducción del Centro Dramático Nacional y La Phármaco que cuenta con la dramaturgia y dirección de Luz Arcas y Abraham Gragera, y la interpretación de Luz Arcas, Elena González Aurioles, Ignacio Jiménez, Paula Montoya, Begoña Quiñones y Raquel Sánchez. Además, destaca el trabajo de los músicos Cristian Buades, Carlos González y David Santacecilia.
Sobre la obra
‘Una gran emoción política’ es una propuesta escénica total inspirada en ‘Memoria de la melancolía’, autobiografía de María Teresa León, que aborda los años decisivos de nuestra historia reciente, los de la Guerra Civil y el exilio: años marcados por el fervor político, el mito de la Revolución y la fe en las utopías.
Sin pretensiones historicistas, sino con la intención de desvelar lo arquetípico y universal de aquellos acontecimientos, trataremos de encarnar esa emoción política que empuja a un pueblo a creer en su derecho a intervenir en la historia de su país, como si el futuro de éste le perteneciera. Esa emoción que los desastres del siglo XX – las guerras, los totalitarismos y sus consecuencias- han deslegitimado.
La danza y la acción física, las canciones y la respiración, los textos originales de la autora y una propuesta musical original interpretada en directo y que se inspira en temas populares europeos evocan los recuerdos de María Teresa: episodios fundamentales de su biografía, como el salvamento del Museo del Prado, la acción en la trinchera del Teatro de Guerrillas, acontecimientos políticos y sociales como la participación de la mujer en el conflicto bélico y conceptos clave como la masa o el cuerpo colectivo, el exilio y la memoria.
A través de sus recuerdos no pretendemos bailar la vida de María Teresa, sino su visión del mundo, marcada por una imparable empatía con las clases desfavorecidas repleta de contradicciones y el sueño frustrado de ver triunfar a una España republicana y comunista.
Desde el exilio, María Teresa esperaba regresar algún día a su país libre de la dictadura franquista. Cuando por fin pudo hacerlo, en 1977, el alzhéimer no le permitió reconocer la tierra que pisaba. España y María Teresa han sufrido el mismo destino: el borrado de memoria, la enfermedad del olvido.