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Berberecheira Chévere y Anatomía de una Sirena Iria Pinheiro

Me pregunto si hay algo de biológico en el trance de la creación artística. En más de una ocasión he escuchado o, incluso, utilizado la metáfora del parto de una obra teatral o de un espectáculo. Engendrar, crear, producir, parir, dar a luz… una obra escénica suele implicar cambios en la vida ordinaria de las personas en estado de buena esperanza, un proceso de gestación, alguna(s) crisis… Es habitual, además, que esos procesos de embarazo requieran de una cierta intimidad entre el equipo artístico, hasta que la criatura sale a la luz. Y lo que resulta imprescindible es, sin lugar a dudas, la confianza, la escucha, la atención a los detalles…

 

Saliendo de la metáfora, quizás hay algo de maternidad en el acto de la creación artística, quizás.

En todo caso, el acto teatral, en una doble articulación, podría convertirse en el laboratorio en el que podemos explorar ese alumbramiento que se da con las espectadoras y los espectadores, entre nosotras/os.

Incluso podemos encontrar proyectos casi utópicos hechos realidad, como puede ser un vivero para la creación de espectáculos de formatos que desafían las tendencias en boga del mercado. Un criadero proporcionado y cuidado por una compañía teatral con larga trayectoria y reconocimiento. Véase A BERBERECHEIRA del Grupo Chévere. Nombre sonoro y de pronunciación casi lúdica y musical: “Berberecheira do Grupo Chévere”.

En el libro que acaban de publicar, titulado Berberecheira. Laboratorio de creación escénica de Chévere, dentro de la colección “Ultratextos Documenta”, dirigida por XRon (Xesús Ron), sacan a la luz los textos de tres piezas gestadas en su seno: Goldi Libre (2016) de César Goldi, Salvador (2017) de Borja Fernández y Anatomía dunha serea (2018) de Iria Pinheiro. El libro es una delicia por la cuidada edición, con una selección de imágenes de los trabajos escénicos y con unos textos que le toman el pulso al género del teatro autobiográfico y documental, resultado de un proceso de investigación.

Merece la pena reproducir un fragmento de la introducción: “A Berberecheira é un banco marisqueiro enriquecido polas mareas que entran pola Boca do Río aberta na Praia de Carnota. Un criadeiro natural custodiado por xentes da zona para uso propio e goce do resto do mundo. De aí nace esta outra Berberecheira teatral custodiada por Chévere. Un espazo para sementar proxectos escénicos de xestión colectiva que desbordan o núcleo estable da compañía. Un laboratorio de creación sustentado en redes estables de cooperación. Un lugar de encontro, acompañamento e diálogo entre creadores, públicos e outros axentes sociais e culturais.

A Berberecheira foi unha resposta ao Premio Nacional de Teatro que Chévere recibiu en 2014. Pero tamén era unha idea que rondaba as nosas cabezas e tiña que ver co cuestionamento do estatus da compañía e do marco de relacións que se viñan establecendo con artistas e colaboradores. Porque queremos ir máis alá da interlocución laboral, establecer outro tipo de conversas e complicidades. Crear un tecido de relacións máis rico e multidireccional. Consideramos que unha compañía consolidada no tempo, con suficiente credibilidade e moitas portas abertas debe empezar a asumir outras funcións tan pouco previstas como cumprir trinta anos traballando xuntos. Por exemplo, dar soporte a outros proxectos e profesionais, a outras historias e intereses que non son exclusivamente os da compañía. Abrir un paraugas Chévere para gorecerse e acompañar outros procesos baixo esta chuvia incesante de precariedade. De aí nace a idea de construír este espazo de cría e coidado no que a xente que traballa e colabora con nós, puidese desenvolver con garantías os seus proxectos máis persoais, usando como soporte a estrutura, os medios, o coñecemento, a experiencia e a proxección de Chévere. A nosa implicación dependerá das necesidades de cada proceso e do que reclame de nós a persoa que o lidera.

O plan de traballo da Berberecheira centrouse en proxectos escénicos que documentan experiencias e historias persoais, contadas en primeira persoa e conectadas con feitos e acontecementos colectivos da nosa historia recente. O primeiro proxecto sementado en 2016 foi Goldi Libre, sobre o movemento de insubmisión ao servizo militar obrigatorio e ao exército a partir da experiencia persoal de César Goldi, actor e veciño do concello de Teo, que foi xulgado e condenado en 1993 a dous anos e catro meses de cadea. En 2017 a Berberecheira acompañou o proceso de Salvador, un traballo de Borja Fernández sobre o impacto da emigración e a ausencia dos avós nas xeracións seguintes a partir da figura descoñecida do seu avó Benito, que emigrou a Brasil en 1959 e nunca volveu. E o terceiro proxecto acollido en 2018 foi Anatomía dunha serea, creado a partir do testemuño da actriz Iria Pinheiro sobre o parto do seu primeiro fillo, unha historia que dá voz a un tema agochado na intimidade de moitas mulleres, a violencia obstétrica.”

(“La Berberecheira es un banco marisquero enriquecido por las mareas que entran por la Boca del Río abierta en la Playa de Carnota. Un criadero natural custodiado por gentes de la zona para uso propio y goce del resto del mundo. De ahí nace esta otra Berberecheira teatral custodiada por Chévere. Un espacio para cultivar proyectos escénicos de gestión colectiva que desbordan el núcleo estable de la compañía. Un laboratorio de creación sustentado en redes estables de cooperación. Un lugar de encuentro, acompañamiento y diálogo entre creadores, públicos y otros agentes sociales y culturales.

La Berberecheira fue una respuesta al Premio Nacional de Teatro que Chévere recibió en 2014. Pero también era una idea que rondaba nuestras cabezas y tenía que ver con el cuestionamento del estatus de la compañía y del marco de relaciones que se venían estableciendo con artistas y colaboradores. Porque queremos ir más allá de la interlocución laboral, establecer otro tipo de conversaciones y complicidades. Crear un tegido de relaciones más rico y multidireccional. Consideramos que una compañía consolidada en el tiempo, con suficiente credibilidad y muchas puertas abiertas debe empezar a asumir otras funciones tan poco previstas como cumplir treinta años trabajando juntos. Por ejemplo, dar soporte a otros proyectos y profesionales, a otras historias e intereses que no son exclusivamente los de la compañía. Abrir un paraguas Chévere para guarecerse y acompañar otros procesos bajo esta lluvia incesante de precariedad. De ahí nace la idea de construir este espacio de cría y cuidado en el que la gente que trabaja y colabora con nosotros, pueda desarrollar con garantías sus proyectos más personales, usando como soporte la estructura, los medios, el conocimiento, la experiencia y la proyección de Chévere. Nuestra implicación dependerá de las necesidades de cada proceso y de lo que reclame de nosotros la persona que lo lidera.

El plan de trabajo de la Berberecheira se centró en proyectos escénicos que documentan experiencias e historias personales, contadas en primera persona y conectadas con hechos y acontecimientos colectivos de nuestra historia reciente. El primer proyecto cultivado en 2016 fue Goldi Libre, sobre el movimiento de insumisión al servicio militar obligatorio y al ejército a partir de la experiencia personal de César Goldi, actor y vecino del ayuntamiento de Teo, que fue juzgado y condenado en 1993 a dos años y cuatro meses de cadena. En 2017 la Berberecheira acompañó el proceso de Salvador, un trabajo de Borja Fernández sobre el impacto de la emigración y la ausencia de los abuelos en las generaciones siguientes a partir de la figura desconocida de su abuelo Benito, que emigró a Brasil en 1959 y nunca volvió. Y el tercer proyecto acogido en 2018 fue Anatomía dunha serea, creado a partir del testimonio de la actriz Iria Pinheiro sobre el parto de su primer hijo, una historia que da voz a un tema escondido en la intimidad de muchas mujeres, la violencia obstétrica.”)

El Auditorio Municipal de Vigo celebró el Día Internacional de la Mujer con esta pieza valiente y reivindicativa.

Anatomía dunha serea es una acción de empoderamiento de la actriz, cabaretera y creadora, también madre, que hace un ajuste de cuentas, a través del relato de su propia experiencia, con un sistema sanitario y con unos protocolos médicos que no respetan a la mujer que va a dar a luz.

En la última edición de los Premios María Casares del teatro gallego Anatomía dunha serea recibió el Premio María Casares al Mejor Texto Original, compuesto por Iria Pinheiro y la poeta María Lado.

Un texto del que, ahora, además, podemos disfrutar también en el libro editado por Chévere. Un texto que mezcla relato, muy direccionado a la segunda persona, con la que establece ese vínculo de confianza para la confesión y la empatía, descripciones didascálicas de movimientos y acciones escénicas,  fragmentos de diálogos directos, fragmentos en verso libre en los que la palabra se musicaliza y se recoge en recurrencias próximas a la fórmula del rezo, del canto, del sortilegio… escenas delirantes en las que la indefensión y el dolor se tornan un flipe atravesado por referencias de la cultura pop que nos rodea…

Además, Iria Pinheiro también recibió, por este trabajo y por su valiente carrera como actriz y creadora comprometida, el Premio de Interpretación Maruxa Villanueva del Ayuntamiento de Padrón.

Pero, volviendo al espectáculo, el formato de teatro documental aparece aquí casi tan desnudo de artificios como la actriz en su exposición sincera.

En el escenario predomina el blanco de un hospital, en el linóleo blanco del suelo, en la cortina blanca del fondo. Apenas unas mesas de acero, a la derecha, y el asiento reclinable de las consultas de ginecología y de las salas de parto, a la izquierda.

Anatomía dunha serea es un solo y, como suele acontecer en el arte contemporáneo, la propia forma es el contenido: esa soledad de la actriz en el proceso de parir, un proceso robado, fuera de su control, al arbitrio de los protocolos médicos. El parto como patología.

Ante nosotras/os la actriz, sola, entre algunos de los instrumentos obstétricos.

Sin embargo, Iria es una mujer rebelde y rompe esa soledad mirándonos directamente y contándonos aquellos capítulos de su vida en los que pasó a ser madre.

Iria también es rebelde porque es artista y por eso transforma la asepsia de los guantes en una especie de marionetas y el terror del instrumental obstétrico (speculum, fórceps, espátulas, ventosa, tijeras) en objetos de tele-tienda grotesca. Transforma el dolor en humor. Y se viste la malla de bailarina y se calza las plataformas de purpurina para bailar un tema de Raffaella Carrà. Porque, igual que las brujas (las mujeres sabias) que confiaban en su cuerpo en la hora del parto, la actriz confía en el teatro para exorcizar los males.

Me llamó muchísimo la atención la sencillez con la que hiló el relato y con la que cambió, sutilmente, de registro, en los momentos que evocaba los pasajes de delirio, dopada con las prostaglandinas, o los momentos en los que simulaba el parto como un teatro de títeres.

Me llamó muchísimo la atención la actitud aparentemente relajada, sin forzar ni imponer su presencia al público, sin apurar los tiempos, dejando que cada actividad tuviese su duración. El tono cercano. De este modo, esa afirmación de cada actividad, de cada momento, sin precipitaciones, sin empujar… genera una textura de autenticidad, parece que no hay pieza, que no hay un texto escrito por la propia Iria Pinheiro y por la poeta María Lado, parece que no hay una dramaturgia y dirección de Xron (Chévere), parece que estamos ante una improvisación en la que Iria nos cuenta, en confianza, esos capítulos de su vida, con los que muchas otras mujeres se pueden sentir identificadas.

Al acabar la función, todo el público aplaudiendo en pie. Un aplauso diferente a los aplausos de los espectáculos exitosos. En este aplauso me pareció percibir no solo el agradecimiento y la celebración ante un espectáculo teatral que gustó, sino también un acto de solidaridad y de manifestación a favor de un respeto por la mujer en el proceso de embarazo y parto. Un proceso humano en el que la mujer debe tener la primera y la última palabra y no estar sometida y secundarizada a los protocolos médicos como si dar a luz fuese una enfermedad.

Quizás va siendo hora de rebelarse contra el mito de que la creación tiene que doler.

 

Afonso Becerra de Becerreá.


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