De hienas y perros o el eco de los caníbales / Cinco Huellas Producciones / 34 FIT Cádiz
Deambular
Cuando las personas nos desplazamos, tenemos un origen y un destino más o menos conocido o preconcebido. El viaje se plantea como un proceso intermedio entre dos puntos; el trayecto es seguro porque hemos elegido tanto el medio como el procedimiento más conveniente. Habitualmente, consideramos que el traslado tendrá un final feliz porque ése ha sido nuestro propósito. “Buen viaje”, nos deseamos cuando el cambio geográfico, bien urbano bien interurbano o internacional, ha sido por nuestra voluntad.
La compañía malagueña cinco Huellas Producciones ha presentado ‘De hienas y perros o eco de los caníbales’ en el 34 Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz. La obra de Paco Bernal aborda las circunstancias de un viaje incierto, impuesto y un tanto traumático. El hermoso texto, poético, comprometido y conmovedor describe la vida de cinco mujeres –podrían ser miles de seres humanos– que coinciden en un instante de su trayectoria que, en sentido amplio, puede ser una metáfora existencial.
Y es que, saben su origen, transitan, deambulan por el espacio, por la vida, sin una pretensión definida que no va más allá de la mera huida tanto de sí mismas como de una sociedad impenitente, agresiva y feroz. Huyen, caminan como sonámbulas sin un destino fijo, aunque saben, tienen conciencia de un norte, de un sentido final que intuyen en su mente –la muerte en la metáfora de la vida– como un punto de llegada que será su liberación tras el padecimiento del devenir personal.
Aparte de esa metáfora espléndida, el autor ha concretado la obra en términos sociales, políticos y éticos. Es decir, dibuja a unos personajes perfectamente reconocibles desde nuestra posición burguesa como espectadores o lectores. Sitúa a los cinco personajes en geografías y momentos distintos definidos por una partida dolora; el origen plural implica cierta universalización del problema migratorio tanto cartográfico como temporal.
Victoria y Ángela son hermanas que tienen que salir de sus casas debido a los bombardeos sobre su aldea malagueña en la guerra española del 36. Bineka, subsahariana, hace un largo viaje por tierra y mar con su bebé que pierde en una patera; Klari, albanesa huye también de su país devastado por la corrupción y la degradación capitalista, buscaba trabajo, alguien pagó para su traslado y, engañada por una promesa falsa, acabó en la prostitución, escapa de sus secuestradores; y Encarni, pacense que, después de ir a la gran urbe en búsqueda de mejores oportunidades que perdió en su ciudad, ha caído en la más absoluta marginalidad.
Las cinco mujeres en tránsito son fantasmas de sí mismas, no son reales, habitan en un universo mágico, emotivo e intelectual del autor. Las cinco comparten mutuamente hostilidad, comprensión y confraternidad; las cinco participan del mismo tiempo y lugar por medio de la fragmentación de las escenas que se desarrollan con la técnica cinematográfica saltando alternativamente en el tiempo y en el espacio. Lo único cierto es la huida, la migración que se subraya en la transición de escenas con un indefinido deambular.
Es decir, la puesta en escena juega con la palabra y la imaginación. Sobre una pantalla al fondo se proyectan imágenes que evocan espacios y situaciones: el mar, tanto el oleaje como su profundidad sumergida, el sol poniente, la luna entre nubes amenazadoras, la pared exterior de una vieja casa tipo almacén. Victoria y Ángela arrastran sillas viejas, maletas y otros enseres, Bineka solo transporta su bebé, Klari lleva una mochila de moda y una bolsa, Encarni tiene un carro de la compra y bultos diversos y cajas viviendo en un sótano de un edifico de vecindad.
Por medio de la palabra y de las sugerentes proyecciones, el espectador entra en el fantástico juego escénico y se hace partícipe del drama de la migración. La joven albanesa y la pacense, tras un encuentro enemistado, hallan un punto de humanidad y comprensión; las dos hermanas, tras la partida penosa habitarán en una cuneta, en sentido poético, “donde florecen los cráneos”. La puesta en escena subraya el espléndido texto dejando fluir la palabra apoyada en una escenificación limpia. En el escenario, apenas las mujeres y sus precarias posesiones, vagan con su soledad.
Mercedes León ha dirigido un montaje sugerente y lleno de emotividad que denuncia y evoca, que invita a mirarnos a nosotros mismos desde una posición privilegiada, que homenajea y rescata del olvido a unos seres, mujeres, cargados de razones y de humanidad.
En ‘De hienas y perros o el eco de los caníbales’ hay cinco actrices magníficas que reviven a unos personajes creíbles y mágicos a la vez. Asun Ayllón y Pilar Esteban como Victoria y Ángeles respectivamente recuerdan a aquellas mujeres de nuestra infancia lejana en el pueblecito de nuestros padres; María Martínez de Tejada interpreta a una mujer abandonada a la bebida y otras lindezas para sobrevivir sin estridencias ni sobreactuación; Virginia Nötting plasma todo al africanismo con elegancia y dignidad; y Rocío Rubio dibuja a la rubia albanesa en un magnífico acento extranjero. En fin, este espectáculo quizá tendrá un largo recorrido y será digno de algún premio teatral. Felicitación.
Manuel Sesma Sanz
Espectáculo: De hienas y perros o el eco de los caníbales. Autor: Paco Bernal. Actrices: Asun Ayllón, Pilar Esteban “La Pili”, María Martínez de Tejada, Virginia Nötting y Rocío Rubio. Música original: Miguel Olmedo. Iluminación: Adolfo Rodríguez. Fotografía e imagen: Nany LF. Dramaturgia y dirección: Mercedes León. Compañía Cinco Huellas Producciones. Sala Teatro de la Tía Norica de Cádiz. 34 Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz.