Sud Aca Opina

Inexistencia

…2018, 2019, 2021…

Sin duda, para la mayoría de nosotros, este año no ha existido, o dicho de otra forma, ojalá nunca hubiese existido. Ha sido un año crítico desde todo punto de vista; laboral, económico, social, psicológico…

Un insignificante ser diminuto que ni siquiera puede existir por sí mismo si no es a expensas de un huésped que termina por matar, ha puesto a la humanidad en jaque y lamentablemente a muchos, en jaque mate.

 

Crítico, sí… inexistente, no. Será una marca en el tiempo imposible de olvidar.

Es muchísimo más fácil quejarse y culpar a otros de las dificultades, que buscar alternativas de salida posible, pero así como todos hemos sufrido los efectos negativos de una pandemia como no habíamos vivido antes y espero no volvamos a vivir jamás como individuos, aunque de seguro la humanidad deberá sobrevivir a muchas más, quizás no nos hemos dado cuenta, o no hemos querido darnos cuenta de las cosas positivas que una época de crisis conlleva.

No me voy a referir al manoseado dicho de que toda crisis puede ser una gran oportunidad, basándose en la existencia de mega imperios que surgieron en épocas catastróficas, como bien lo han sabido hacer algunos especuladores financieros capaces de comprar empresas agónicas a precios de miseria, para transformarlas en monopolios difícilmente destructibles, dejando atrás a la muerte de sus fundadores.

No dudo de que esto vaya a suceder en estos días y que veremos sus efectos en los años venideros, pero en lo humano, a pesar del inmenso dolor producido por las muertes, o quizás por lo mismo, también se han dado maravillosas situaciones donde ha aflorado la solidaridad y el amor en su expresión más pura, cual es la de dar sin esperar recibir nada a cambio.

Como suele suceder ante un problema, los que se dicen amigos, esos que están presentes en todas las celebraciones, desaparecen como por arte de magia. Con suerte permanece uno para brindarnos su apoyo, sobre todo emocional.

Y lo más sorprendente de todo, desde un pseudo anonimato surgen personas que apenas conocemos, que la vida ha puesto en nuestro camino de manera casual, con quienes no tenemos ningún laso afectivo importante ni relación perdurable en el tiempo. Son personas que, a pesar de la innumerable cantidad de atrocidades de las cuales nos enteramos a cada momento, nos permiten recuperar la fe en la humanidad, esa que suele ser la más inhumana de las especies al verse motivadas muchas de sus acciones por una ambición de poder desmedida. No mata por un instinto de supervivencia al ver amenazada su propia existencia, lo hace por tener más y más y más, sobre todo poder, sin detenerse jamás a meditar las consecuencias de sus actos, y si lo hace, no le importan.

África es un continente inmensamente rico en los recursos naturales con los cuales se han enriquecido muchas naciones de otros continentes, y África no solo sigue siendo pobre, sino cada vez más pobre, con índices de desnutrición y analfabetismo espeluznantes.

Como nos encanta clasificarlo todo y establecer rankings, existen múltiples organizaciones internacionales con respetables departamentos de estudios, que generan diversos índices basándose en datos duros de analfabetismo, expectativa de vida, desarrollo económico, crecimiento proyectado, sensación de inseguridad, etc…

Buscando por ahí en San Google, encontré el ISV, Índice de Satisfacción con la Vida. No me sorprendí al encontrar a xxx en el primer lugar y a xxx en el último. No me pondré a analizar, pero no es difícil entender quién ha sido el depredador y quién el depredado.

Esta pandemia ha sido una bofetada en pleno rostro de nuestra incompetencia.

Algo tiene que cambiar para que todos seamos amigos, amigos de verdad y no oportunistas.

La esperanza es lo último que se pierde, al menos eso lo tenemos todos.


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