A pesar de sus 95 años y de un estado físico frágil (camina con mucha dificultad), Peter Brook sigue muy activo, ensaya y escribe para el teatro, presenta obras y ofrece seminarios prácticos de estudio en torno a una puesta en escena. Una muestra de sus trabajos recientes se presenta esta vez en el Teatro Nacional Popular (TNP) de Villeurbanne, cercanías de la ciudad de Lyon, invitado por su nuevo director, Jean Bellorini.
Dice Brook en torno a su trabajo: «Me horroriza la idea de dirigir como si fuera ‘el jefe’. A veces pudiera ser un guía, porque uno se prepara, porque juntos hemos recorrido ese camino y ya conocemos algunos obstáculos, pero para mí, siempre es un comienzo: esa debe ser la relación de los actores con el director de escena«. Señala Brook en una entrevista para France Culture en la que habla de esta nueva aventura iniciada en el TNP.
Dos desafíos afronta Brook en Lyon. El más interesante es un taller impartido a un grupo de actores en torno a una puesta en escena de ‘La Tempestad’ de Shakespeare, cuyos resultados fueron presentados en público a finales de septiembre.
La otra es la puesta en escena de ‘Why (Por qué)’, un trabajo que estrenó en el verano de 2019 en el teatro Bouffes du Nord de París, asociado con Marie-Hélène Estienne, su brazo derecho desde hace muchos años, y que va a las raíces del tema de la creación dramática: ¿Por qué hacer teatro? ¿Por qué dedicarle toda su energía vital? ¿Por qué puede ser importante para el público?
Para responder a esta pregunta Brook recurre a textos fundamentales de teóricos del teatro en el siglo XX: Artaud, Gordon Craig, Stanislavski, pero muy especialmente de Meyerhold, a quien Brook rinde un especial homenaje.
Meyerhold, un teórico del teatro muy importante en el siglo XX, fue ejecutado por el régimen de Stalin, acusado troskismo y de ser un espía. En 1939 Meyerhold tuvo la desgracia de estrenar una ópera con su amigo Prokofiev en la que representaba a los alemanes como unos bestias. Pero ese año Stalin había firmado un pacto secreto con el nefasto régimen nazi, y la ópera no fue del agrado del dictador. Juicio sumario y ejecución inmediata terminaron con los días del director escénico en febrero de 1940. La mujer de Meyerhold, la actriz Zenaida Reich, había sido asesinada en su departamento por la policía soviética unos meses antes. Este caso es ejemplar del sacrificio de los artistas soviéticos durante el la dictadura de Stalin y es recordado en ‘Why?’ Meyerhold teórico, poeta y mártir del teatro, tal es la esencia del homenaje que le brindan Brook y Estienne en la segunda parte de ‘Why’. Se trata de que «algo importante le quede al espectador», dice el director, no únicamente la diversión.
Para Brook, el presente es un tiempo de regalo, de hecho es un sinónimo de obsequio. El pasado ya fue, el futuro es inexistente e incierto, el «presente» es el regalo, como se observa en la otra acepción de la palabra.
Esto me lleva a nuestro Quevedo en un soneto sobre el tiempo:
Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue, y un será, y un es cansado.
Eso nos recuerda que el teatro es un presente absoluto en los dos sentidos de la palabra, una voz viva que recorre las edades, y el ejemplo de Peter Brook en estos tiempos de epidemia, un llamado a una alquimia del tiempo, para que cada día sea el principio de una «Edad de oro».
París, octubre 2020
