Carne Viva y Vania Producciones presentan ‘Ternura negra’, una comedia histórica de terror romántico escrita y dirigida por Denise Despeyroux que podrá verse del 8 al 18 de octubre en el Teatro Fernán Gómez de Madrid. Fernando Cayo, Joan Carles Suau y la propia Despeyroux son los intérpretes de la pieza.
Sinopsis
Un autor y director de teatro obsesionado con la figura de María Estuardo se instala en una tienda de campaña junto al castillo de Tutbury, donde la reina pasó gran parte de su cautela. Su intención es comunicarse con el fantasma de la trágica y última reina de Escocia. Helado en el interior de su tienda de campaña, el autor dirige a través de Skype una actriz y un actor que ensayan en una buhardilla destartalada y con goteras. No es un asunto fácil, pero se complica aún más cuando el autor decide colarse en una habitación del castillo que ha sido clausurada por su alarmante grado de actividad paranormal. Las cosas más inesperadas pueden pasar en una sesión de espiritismo a través de Skype.
Denise Despeyroux, sobre la obra
Soñaba que lloraba dormida y que preguntaba mientras dormía y lloraba: ¿qué puedo hacer para sacar este dolor de adentro? Y una voz a mi lado me susurraba: escribe. Entonces yo me quejaba: Pero si ya escribo y el dolor no sale. Y esa voz de alguien que no escribió, porque en mi sueño yo seguía dormida, me contestaba: Eso es porque te falta el título de lo que tienes que escribir. ¿Y cómo es el título?, preguntaba yo, todavía llorando. Y la voz dijo: Ternura negra.
Entonces desperté. Era una madrugada de invierno en la campiña inglesa, no muy lejos del castillo de Tutbury donde tantos años estuvieron encerrada María Estuardo. Pensando en ella, corrí a escribir el título.
¿Por qué María Estuardo? Como todas las cosas que ocurren por decisión del inconsciente… vete a saber. El de agregar que aquel 2015 no fue solo mi inconsciente el que se encaprichó de arrepentirse con la figura de la trágica reina de Escocia. El germen de todo surgió una tarde en que Ester Bellver y yo quedamos para fantasear con la idea de sacar adelante un proyecto juntas. Ella compartió imágenes que daban vueltas en su cabeza: un castillo, una reina, una torre. Yo mencioné a María Estuardo, y ella confesó que le había venido a la cabeza ese personaje. Lo más curioso es esa misma mañana que yo había escogido un libro de mi biblioteca para llevar a cabo la consulta del médico. Ese libro era María Estuardo, de Stefan Zweig. Se lo había robado a un librero malvado para quien estuve trabajando en una feria de libro antiguo unos diez años atrás. Digo que era malvado para suavizar mi culpa insinuando que merecía ese hurto, entre otras razones porque echaba el mal de ojo a cualquier persona que se acercara a una curiosidad sin alcanzar a comprar nada. El caso es que ese libro tuvo unos diez años desatendido en mi biblioteca, y aquel día, quién sabe qué fuerza invisible me hizo rescatarlo.
Pero todo esto tiene un lustro, en el año 2015, un año muy singular para mí en el que incluye algunos amigos: dentro de cinco años, en 2020, que suena un año tan especial (jamás hubiéramos tenido sospecha hasta qué punto) sería emocionante hacer un balance de todo lo que ahora nos traemos entre manos. Y bien… pues creo que entre mis formas de hacer balance se encuentra esta aventura de regresar a Ternura negra, compartiéndola de nuevo con Joan Carles Suau, que fue la tercera pata que ya en otra ocasión se sumó al proyecto, para encarnar a Hugo, el niño índigo que Andreas (Fernando Cayo) escolta para interpretar a la reina Isabel, enemiga temible de María Estuardo. Esta vez Joan Carles y yo seremos también compañeros de reparto, reto que me entusiasma especialmente. Se trata, en suma, de un nuevo montaje de la obra, que a la vez conserva algunos elementos valiosos del montaje anterior. El más evidente son las películas protagonizadas por Fernando Cayo, para las que literalmente acampamos (plantamos la tienda de Andreas) junto al castillo de Turégano. Nos ilusiona esta nueva andadura para una obra que indaga en torno a la trágica y fascinante figura de María Estuardo, un castillo plagado de fantasmas.
