Festival Don Quijote, víctima del Covid-19
¿Qué es lo que da continuidad a un festival? Una programación, una ciudad, un director. Lo importante del Festival don Quijote es la ciudad, la programación de teatro en español, y la permanencia de un director creador: Luis Jiménez. Por eso lleva 29 años de lucha y de permanencia a pesar de enfrentarse contra los molinos de viento.
Finales de noviembre en París, fechas indispensables para todos aquellos a quienes nos interesa el teatro iberoamericano: es cuando llega la hora del Festival don Quijote con su corta y rica programación, siempre estimulante, un vistazo rápido a lo destacado de la producción del último año en España, Portugal, y cuando las circunstancias económicas lo permitían, del continente americano. Un encuentro con la creación teatral en español y a veces en portugués.
Mucho he visto de buen teatro gracias al Don Quijote: desde hace 29 años ha traído a París compañías imprescindibles de la escena ibérica. Cada compañía con su propia fuerza, trabajo y personalidad. No quiero enumerarlas porque cometería una injusticia por olvido, pero siempre las programaciones traen una oferta muy completa.
El horror del Covid-19, además de amenazar la salud de los parisinos este año, ha conseguido que el 29 Festival don Quijote haya sido aplazado hasta nueva orden. Los teatros en París están cerrados, las insipientes programaciones que se proyectaban para la temporada de otoño se han borrado. El gremio teatral aquí y allá se encuentra acorralado; al borde de la crisis. El festival cada año hace un esfuerzo inmenso para resistir, pero esta suspensión es un golpe muy duro. Luis Jiménez hace piruetas imposibles para salvar su programación. Pero la salida del túnel es incierta…
El Don Quijote ya vivió una situación similar en 2015; después de los cruentos atentados de París, el festival fue desprogramado por cuestiones de seguridad. En aquellos días todos los espectáculos fueron suspendidos por temor de nuevos atentados. Recuérdese que la peor carnicería ocurrió en la sala de conciertos de El Bataclán.
Sin embargo la programación de 2015 revivió de sus cenizas en 2016, gracias a la solidaridad de las compañías españolas, y de la sala de espectáculos Café de la Danza, que apoyaron al festival para volver a programar lo que había sido anulado por los temores de una masacre. Una manera de mostrar su solidaridad con el público parisino y de subrayar que la vida continúa a pesar de las amenazas. Esperamos que algo de lo programado para este año se rescate con ese mismo principio: el teatro es más fuerte que la epidemia.
Ante esta situación Luis Jiménez lanza un llamado para que aprovechando las circunstancias haya en España un replanteamiento de la condición del artista, del espectáculo y que se consideren los siguientes puntos propuestos en el editorial de la programación:
– Por una política de Estado para la Cultura y las Artes Escénicas.
– Por la apertura a las propuestas y corrientes artísticas europeas e internacionales; protejamos la libertad de creación y la libertad de expresión para evitar la regresión al regionalismo cultural.
– Para lograr, más pronto que tarde, el Estatuto del Artista.
– Por una efectiva ley de mecenazgo para las Artes Escénicas.
– Por la bajada del IVA, al 7% para el Teatro, la Música y la Danza.
Si estos puntos son tomados en cuenta por el Estado Español, algo se habrá rescatado del caos actual.
A última hora, Luis Jiménez, director del festival, nos informa de que tiene esperanzas de que algo se rescate de la programación inicial de la edición 29 del Festival don Quijote, si el presidente francés Emmanuel Macron levanta el próximo martes 24 de noviembre la clausura de las salas de espectáculos. Serían dos obras las concernidas que podrían representarse, Prostitución de Andrés Lima, y La pasión de Yerma de Federico García Lorca, con la dirección de Pepa Gamboa. Esperemos que por lo menos estas dos obras puedan rescatarse.
El miércoles informaremos de lo que ocurre al respecto.
París, noviembre de 2020