Autor: Roland Schimmelpfenning
Traducción y prólogo: Albert Tola
Tengo la sensación de que este juego entre las formas dramáticas le permite acceder a una estructura consistente pero porosa, en la que habita una lectura contemporánea de este clásico, también metafísica y quién sabe si abierta a la ciencia a causa de todos los niveles de lo imaginario que transita. He tenido el privilegio de reconocer un tono especial: su particular combinación entre ironía y poesía. A veces, su poesía es irónica, otras, el sentido del humor del texto está en contraste con su talento retórico, finalmente, Roland Schimmelpfennig despliega con toda seriedad la magnificencia de su lenguaje literario.