Mesa de tres patas
El 3 es un número muy especial, por cuanto aparece en la más amplia gama de corrientes de pensamiento, desde la religión católica con la santísima trinidad del padre, el hijo y el espíritu santo, hasta la numerología cabalística, pasando por los típicos chistes de 3 situaciones o personajes. La vida diaria por supuesto no podía ser la excepción a lo que parece ser una regla.
Hasta antes de esta pandemia, el espacio del día a día estaba claramente dividido en 3; el espacio del trabajo, el de la familia y el del ocio, pudiéndose combinar ocasionalmente, pero, en definitiva, claramente diferenciados. Uno salía del hogar para ir a trabajar, los fines de semana lo dedicábamos al ocio yendo por ejemplo de paseo a la playa, y el compartir con la familia, idealmente lo hacíamos en los intersticios del tiempo. Al estar claramente diferenciados, brindaban múltiples posibilidades de combinación entre ellos. Hoy, lamentablemente, estos 3 espacios vitales para nuestras vidas, se han fundido en uno solo, cuyo centro de gravedad es el computador. Con esto del aislamiento físico que ha llevado obligatoriamente a un mayor aislamiento social, que sin duda ha acrecentado la ya crítica condición de ensimismamiento del ser humano. Con el fin de evitar contagios, el teletrabajo se ha transformado en la nueva rock star de nuestras vidas, con daños colaterales insospechados hasta hace muy poco. Sin duda es difícil producir de manera efectiva si un hijo nos pide ayuda para sus tareas cada 10 minutos, y la tentación de entretenerse con algún juego en línea es demasiada. Ni hablar de la cercanía con el refrigerador o la cama.
En lo personal, necesito de cierto ritual para introducirme en una actividad.
En todo acto ritual, y la vida sin duda está conformada por rituales, se necesita de algún tipo de ceremonial para desempeñarse de manera efectiva en cualquier actividad.
Para ir al trabajo nos vestimos de cierta manera y cumplimos con cierto horario. Los pasatiempos a los cuales recurrimos, también lo necesitan. Hoy en día salir a andar en bicicleta ya no es como antaño; bicicleta impecable, ropa adecuada con cintas reflectantes, una botella sujeta al marco con cierto liquido isotónico, etc… Incluso el trato con la familia ha cambiado.
Estructuralmente se habla de triangular para hacer más estable una estructura, y nuestra vida es una súper estructura. Con esto de haber dejado la mesa con una sola pata compuesta de 3 elementos, nuestro equilibrio vital está en más riesgo que nunca.
El desafío, como siempre, es el de adaptarnos a estas nuevas condiciones que parecen haber llegado para instalarse por la fuerza.
Esta pandemia, espero más temprano que tarde, pasará, y aunque no estemos seguros del cuándo, de seguro vendrá otra, y otra y otra.
Hemos visto cómo los procesos naturales se han ido acelerando. Esto de las variaciones climáticas ha existido siempre, aunque glaciaciones y calentamientos estaban distanciados por siglos y hasta milenios. El hombre, con su actitud irresponsable, solo está acelerando este nuevo calentamiento.