Cansancio
No sé si es cansancio estacional o que, en esto de las artes escénicas, somos personas multitarea. Salimos de los confinamientos pisando el acelerador. Hay una intensa proliferación de actividades y casi todo el mundo, cuando preguntas qué tal, responde: cansado o cansada.
A lo mejor es que venimos de más de un año con un cierto estancamiento, por causa de los confinamientos, las reducciones de reunión, de aforo, los protocolos sanitarios de distancia y cuarentenas, las dificultades para encontrarnos y para poder actuar de un modo un poco fluido y despreocupado.
Si la cosa, desde la crisis de 2010, estaba más que difícil, casi imposible y muy precarizada, la crisis sanitaria actual aún ha venido a complicarla más. De esto solemos hablar, de lo que no se habla tanto, quizás, es del cansancio acumulado por todas las circunstancias.
Para el sector de la danza, del circo, del teatro, sacar adelante una producción y luego conseguir que llegue al público, que se programe, se difunda y tenga alguna relevancia, resulta una labor titánica.
Un sector que sobrevive gracias a la auto-explotación, al voluntariado, a hacer varios trabajos, etc. En Galicia, de hecho, la mayoría de las compañías están formadas por parejas o núcleos familiares, que garanticen, más allá del entendimiento que se les presupone, la explotación. A tu pareja o a alguien del clan familiar puedes deberle dinero sin que te denuncie. También podéis hacer de las tripas corazón y echar más horas de las que tiene el ciclo solar. Si no tienes pareja (de la profesión o algún ámbito relacionado) es difícil que hagas teatro. Parece una broma, ¿verdad? Quizás lo es. No obstante, el otro día me puse a hacer una lista de las compañías y ganaban por goleada los negocios familiares, las parejas.
Para sacar adelante un proyecto hace falta mucha ilusión, un equipo cómplice con las competencias artísticas y con la confianza necesarias. Y hace falta verse, encontrarse, hablar, ensayar, probar, investigar, documentarse, moverse, viajar, compartir momentos, ideas, objetos, sueños, equivocarse, fracasar… Tareas que la crisis sanitaria vino a enfriar y a dificultar mucho. Y, por supuesto, también a encarecer los procesos.
Todo esto, el hecho de controlar más que nunca las distancias, las mascarillas, etc., ha ido sumando cansancio.
Ahora, gracias a la vacuna, parece que comienza a haber una cierta relajación y que todo comienza a fluir. No obstante, la pandemia sigue activa y le queremos ganar la partida, una vez más, con sobre-esfuerzo.
Vamos a ver a dónde llegamos.