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La lucha de Cañada Real llega al Centro Dramático Nacional con ‘400 días sin luz’

Escrita por Vanessa Espín y dirigida por Raquel Alarcón, esta obra recoge «la historia de un barrio que pelea por mantener su dignidad»

400 días sin luz’, producción del Centro Dramático Nacional escrita por Vanessa Espín y dirigida por Raquel Alarcón, se estrena este viernes 7 de octubre se en la Sala Francisco Nieva del Teatro Valle Inclán de Madrid, donde permanecerá en cartel hasta el 13 de noviembre. Esta obra es la historia de la lucha de los habitantes de Cañada Real por el reconocimiento de su territorio y sus derechos. Pero también es el mapa de un barrio, contado a través de los sueños y anhelos de sus vecinas y vecinos.

Wafa es una adolescente que sueña con estudiar medicina y lucha por continuar con su vida a pesar de todas las dificultades. De telón de fondo, están los continuos cortes de luz que Cañada Real sufre desde hace años, que se han intensificado desde octubre de 2020 y afectan ya a más de 7.000 personas, 1.813 de ellas menores, según la Asociación Cultural de Mujeres Tabadol. A su alrededor, hay un vecindario que ha aprendido a organizarse y defender sus derechos tras décadas de batalla legal y de reivindicar su identidad.

Este es “el relato de un barrio que lucha por mantener su dignidad”, según su directora Raquel Alarcón. Un montaje teatral que nace a raíz de la producción hace dos años del Dramawalker Cañada Real, proyecto del cual Raquel Alarcón fue la coordinadora artística. “Nosotros fuimos allí, y ahora hemos hecho el viaje de vuelta: Cañada Real ha venido al teatro”, ha explicado.

Raquel Alarcón confió en la dramaturga Vanessa Espín para la escritura del texto. En el proceso creativo, cuentan, ha habido un trabajo de campo muy importante con las vecinas y asociaciones del barrio, cuyas voces están presentes aunque la historia esté ficcionada. “La idea era conocer a las personas que viven allí: su cotidiano, saber qué significa no tener luz, qué cosas te pasan a nivel práctico y emocional, y qué sueños dejas de cumplir”, ha explicado la autora, Vanessa Espín. “Pero también me interesaba saber qué vínculo tienen las personas con el territorio, un barrio es un lugar donde se teje la comunidad”, ha añadido. “Este trabajo ha sido fundamental, y se ha completado con la presencia real de vecinas en el elenco”, precisa Alarcón. Sobre la intencionalidad, apunta, “hay una invitación al espectador a mirar o escuchar lo que no siempre se mira o se escucha con respecto a Cañada”.

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Foto Luz Soria

400 días sin luz’ es un relato coral, contado por diez intérpretes que dan voz a más de una veintena de personajes de tres generaciones, tres familias, tres culturas. Forman ese elenco Khadija Ajahiou, Houda Akrikez, Taha El Mahroug, Pedro G. de las Heras, Rahma Hitach, Abdelatif Hwidar, Zaira Romero, Andrés Picazo, María Ramos y Saida Santana. En el reparto hay varias vecinas del barrio, entre ellas Houda Akrikez, que también es fundadora y portavoz de la Asociación Tabadol e integrante de la Plataforma por la Luz de Cañada Real.

Tal como muestra la obra teatral, la batalla vecinal está protagonizada y liderada por las mujeres del barrio. “La lucha nace de las mujeres porque fuimos las primeras afectadas. Además de la conciliación familiar, los cuidados, la búsqueda de empleo, los estudios… Nuestras tareas domésticas se multiplicaron: lavar la ropa a mano o calentar agua para bañar a los niños es un retroceso en el tiempo para las mujeres”, explica Akrikez.

Cañada Real Galiana surge en los años 70 a partir de una antigua vía pecuaria. El asentamiento, que comenzó con un centenar de familias españolas, se extiende hoy a lo largo de 15 kilómetros, se divide en 6 sectores y cuenta con más de 8.000 habitantes de 17 nacionalidades distintas. “Mi barrio es simple, no tiene lujos, no tiene limpieza, pero tiene mucha humanidad, mucha dignidad. Es dónde yo siento arropo y protección”, remarca Houda Akrikez.

Este barrio se ha visto fracturado, hay una grieta que la comunidad vecinal ha afrontado, encontrando puentes o redes que les han permitido mantenerse unidos. Y de alguna manera esto queda reflejado en la función”, concluye Alarcón.


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