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Mevadeus ‘Outrora nós’ y la gracia

¿Por qué Mevadeus me recuerda a Madredeus? Son homófonos o casi. Madredeus es un grupo musical lisboeta formado a mediados de los 80, que tuvo gran acogida y éxito por lograr una música de raíz sin recurrir directamente al fado. Las canciones que recuerdo hablaban del mar, de la tierra y de los sueños. Para mí, que era su fan en los 90, suponían una especie de conexión sublimadora con la idea del paraíso perdido, que se puede encontrar en la naturaleza. Algo similar me pasaba escuchando a la irlandesa Enya Patricia Brennan, dentro de la llamada música celta, por ejemplo, Only Time.
¿Y Mevadeus?
Pues Mevadeus es una nueva compañía de teatro, gallega, formada por jóvenes, que con su Trabajo Fin de Grado en la ESAD de Galicia, titulado Agro 5G (Agrícola 5G o quizás se podría traducir como Rural 5G) ganaron el primer premio del certamen Xuventude Crea 2021 en Artes Escénicas de la Xunta, para menores de 35 años, y que acaban de debutar, como compañía profesional, con Outrora nós (En otro tiempo nosotras/os/es, o quizás se podría traducir como Antaño nos), dentro de la programación de Vigocultura, en el Auditorio Municipal de la ciudad olívica, el 7 de octubre de 2022.
¿Y por qué comienzo escribiendo sobre Madredeus para reflexionar aquí sobre Mevadeus? Como diría mi abuelo Manuel, agricultor de la montaña de Lugo, por algo será. Lo pienso y, efectivamente, es por algo. Cada vez que aparece en mi cabeza la palabra Mevadeus, como acto reflejo, surge Madredeus. Cosas de la edad, quizás. Pero resulta que no es solo por el parecido de estos dos nombres, sino porque, en el fondo, existe una conexión entre las evocaciones que producía en mí aquel grupo de jóvenes de finales de los 80 y estos de principios de los años 20, aunque sea en dos siglos diferentes. Outrora nós podría ser el título de un disco de Madredeus o de Fuxan os ventos, otro grupo de música fundado a principios de los 70 en Lugo, en el que la juventud recupera en sus creaciones temas tradicionales.
Mevadeus está formada por Bal Castro, Inés Santos, Brais Pombo y Mara Neira, graduadas en Interpretación gestual. En Outrora nós contaron con Alba Villar, graduada en Dirección escénica y dramaturgia, también por la ESADG, para la dramaturgia y dirección, además de realizar los audiovisuales, de activismo LGTBIQ+ que constituyen el epílogo del espectáculo.
Una de las conexiones inevitables, para mí, respecto a los vínculos asociativos que he establecido al principio de este artículo con algunos grupos musicales, está en la música, el espacio sonoro y la musicalidad del movimiento de Outrora nós. El universo sonoro que crean en escena, con instrumentación perteneciente al folclore gallego, entre el que destaco los sonidos producidos por dos conchas de vieiras o zamburiñas, por el pandero, o por una botella de anís, así como la música vocal y su superposición en “loop”, no solo entronca con la tradición, sino que genera una evocación de paraísos naturales muy ligados al ecosistema gallego.
También la musicalidad, el arte de la manipulación y de ritmar el tiempo con el movimiento de los cuerpos, nos lleva del teatro físico a la danza contemporánea, de lo referencial, con una estilización que actualiza pasos de bailes tradicionales, a lo abstracto.
Y entre lo mimético referencial y lo abstracto, se cuela lo conceptual, conectado con el deseo y el amor, la cultura y la naturaleza y las tensiones y contrastes a los que han ido dando lugar a lo largo del tiempo. De ahí, quizás, ese “outrora”, ese adverbio temporal que nos hace viajar de la era judeo-cristiana, en la que seguimos, a épocas primigenias en las que el deseo y el cuerpo no estaban tan estigmatizados. Hoy volvemos a sentir esas lacras en el resurgimiento de la ultraderecha en la vieja Europa, con discursos políticos que reafirman con virulencia los dictados ultracatólicos ceñidos al cis-heteropatriarcado y a sus usos y costumbres. Los derechos humanos son cuestionados, en esta nueva ola de facherío, secundado, paradójicamente, por muchos jóvenes y también por mujeres. Porque el derecho a amar, independientemente del sexo o del género, igual que el derecho a escoger y decidir el género, son derechos humanos.
En Outrora nós, tanto en la caracterización externa, como en el tipo de movimiento y gestualidad, no hay una diferencia binaria entre hombres y mujeres, ni en el vestuario ni en las actitudes, aunque en algunas secuencias-cuadros realicen simulacros de violencia entre Brais y Bal. Por cierto, una de las escenas más bonitas que he visto de cariño y amor lésbico, fuera de parámetros dramáticos realistas, es la que hacen Inés y Mara. No son solo las formas en las que se envuelven, giran y danzan, sino la calidad que despliegan y su capacidad para llevarnos con ellas, de una manera empática, al mismo tiempo que hacen eclosionar la emoción estética, por la belleza del momento. Entran por los ojos y por los poros de la piel. Eso son las artes vivas, así te lo digo, algo que no te va a pasar ni con el cine, ni con los productos de las plataformas digitales y audiovisuales. Maravilla cuando nos pasa en el teatro, que tampoco es siempre, ¿verdad?
Me resulta muy curioso observar cómo algunas personas jóvenes, de la llamada generación Z, están bebiendo en las fuentes de la tradición y volviendo también a la fuente ritual y dionisíaca del teatro. En Galicia, concretamente, casi me atrevería a afirmar que existe una nueva ola de artistas que nos ofrecen dramaturgias posdramáticas, entre la danza y el teatro físico, en las que la acción no se somete a las jerarquías narratológicas de una historia, con su estructura actancial, sino que fluye fuera de los grados de ficción etiquetables hacia lo arcaico, hacia lo místico, pero desde una sorprendente contemporaneidad. Dentro de esta onda y sin rebuscar mucho, puedo citar ‘Non hai que ser una casa para ter pantasmas’ (2017) y ‘Pentecostés’ (2020), de la Cía. Pálido Domingo, formada por Belén Bouzas, Diego M. Buceta y Fran Martínez. ‘Serva me, servabo te’ (2021) del Centro Dramático Galego, dirigida por los integrantes de la Cía. Pálido Domingo, ‘Tabú’ (2022) del Colectivo Glovo, dirigido por Esther Latorre y Hugo Pereira.
En esa tendencia, la producción de nuevas formas, desde el movimiento y la acción, surge como algo original. La profundidad no deriva de lo intelectual, de lo definicional, de lo apolíneo, ni de la complejidad filosófica, teórica o ideológico-política, sino de esa prospección restrospectiva en las raíces, de esa indagación en los fundamentos, de la porosidad respecto al ecosistema biológico y cultural concreto en el que viven esas personas. Hay una especie de fusión telúrica con los elementos de diversas naturalezas del contexto. Y esto supone una horizontalidad integradora, fuera de las asertividades ejemplarizantes y morales del drama. Hay, además, en esa tendencia, una magnética conexión entre la materialidad, lo físico, lo concreto, lo real en escena y lo místico, lo espiritual y todo aquello que se asocia a eso que llamamos pensamiento mágico.
De ahí que también se pueda registrar, tanto en Outrora nós, como en las piezas aludidas, un cierto giro hacia lo onírico y lo surreal. Una apertura hacia otras percepciones, que ensanchan y amplían las estrecheces en las que el día a día nos constriñe.
Si a todo esto le sumamos el buen rollo, las buenas vibraciones que Castro, Santos, Pombo y Neira nos transmiten y contagian, entonces la Gracia, con mayúscula, está servida. La gracia no de ser gracioso y chistoso, sino la religiosa, la que nos religa, ese favor sobrenatural y gratuito que los dioses y las diosas conceden al ser humano para ponerle en el camino de la salvación. La salvación de respetar(nos) y amar(nos) como base, que no debe ser contaminada por dictados ideológicos o morales que den lugar a prejuicios y odios. Un amor que nos acerca y nos transciende, fuera del individualismo de las pantallas, las poses y los algoritmos digitales de las redes sociales y las “Apps” de contactos.

P.S. – Artículos relacionados:

“El ‘Tabú’ en danza. Colectivo Glovo”. Publicado el 10 de abril de 2022.

“La luz y la gracia en danza. Pentecostés de Pálido Domingo”. Publicado el 27 de enero de 2020.

“Fantasmas y transportaciones en Prácido Domingo”. Publicado el 18 de diciembre de 2017.


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