La Editorial Artezblai publica el libro de Miguel Ribagorda ‘Un encuentro feliz. Teatro y neurociencia’
La obra recibió el Premio Internacional Artez Blai de Investigación sobre las Artes Escénicas el año pasado
La conexión entre el teatro y la neurociencia es el tema del trabajo de Miguel Ribagorda que le supuso ganar el decimocuarto Premio Internacional Artez Blai de Investigación sobre las Artes Escénicas el año pasado. La editorial Artezblai publica ahora la obra, que se puede adquirir en su librería on line o a través de la Librería Yorick de Madrid. Miguel Ribagorda (Vitoria-Gasteiz, 1969) es director de escena, actor, dramaturgo, docente e investigador teatral.
Los estudiosos del teatro que colaboran con las ciencias cognitivas a menudo necesitan adquirir su lenguaje científico, dominar sus métodos, conocer prácticas experimentales. No ocurre lo mismo cuando los científicos hablan de arte o teatro. Sin embargo, para salir de la dicotomía entre ciencias “exactas” y ciencias “humanas”, existe la necesidad de colaboraciones multidisciplinarias que tengan como objetivo compartir las preguntas de la investigación, en lugar de perseguir los resultados. Por esta razón, uno de los desafíos más interesantes de este estudio es mostrar, aunque no necesariamente de manera explícita, que las preguntas que surgen durante las largas horas de trabajo con los actores en la escena pueden guiar el camino de un investigador en y con las ciencias cognitivas.
Doctor en estudios teatrales por la Universidad Complutense de Madrid e Ingeniero de Telecomunicaciones por la Universidad Politécnica de Madrid, Miguel Ribagorda tiene también un Máster en Teatro y Artes Escénicas por la UCM, unMáster en Neurociencias por la Universidad CEU San Pablo y es Diplomado en Economía de la Salud por la Universidad Autónoma de Madrid. Ha sido profesor asistente en el laboratorio de biotecnología de la Universidad de Mannheim, Alemania y profesor asistente de Psicología Básica en la Facultad de Psicología, UCM. Desde 2013 es el director artístico de la compañía Ópera Divertimento, desde la que dirige producciones operísticas para público familiar. En septiembre de 2019 lanza LICES, Laboratorio de Investigación y Creación Escénica, plataforma desde la que aborda la creación y el estudio de la comunicación teatral con un enfoque centrado en las neurociencias cognitivas.
«Saber cómo procesamos información nos da una idea de qué queremos contar y de cómo hacerlo para que la recepción signifique»
¿Cuándo y cómo empezaste a interesarte por la relación entre neurociencia y teatro?
Lo cierto es que no lo recuerdo. Sí que puedo decirte que siempre he buscado incorporar al espectador en la ecuación de creación y ese fue el detonante que me llevó a las neurociencias. Desde siempre he tratado de entender la psicofisiología del receptor del trabajo escénico. ¿Por qué a mí me emociona un trabajo y a mi vecino de butaca le duerme? Con las neurociencias puedo estudiar la subjetividad receptora y su incorporación a la creación.
¿Qué genera esta relación en concreto en la práctica teatral actual?
Producciones en las que el espectador está inclinado y no reclinado en su butaca. Al menos eso es lo que busca, no sé si siempre lo genera. Y dicho esto, asumo que, afortunadamente, siempre habrá espectadores satisfechos e insatisfechos hagamos lo que hagamos. Las neurociencias nos enseñan cómo funciona nuestro sistema nervioso con el cerebro como principal órgano. Saber cómo procesamos información nos da una idea de qué queremos contar pero sobre todo, y más importante, de cómo podemos hacerlo para que la recepción signifique. Vincular teatro y neurociencia indaga en la percepción como acción tanto en el intérprete como en el espectador, en este último, un accionar en el que se inhiben las partes motoras pero que igualmente activa. Así generamos espectadores activos.
«No sabría prescindir de las neurociencias para la creación escénica, y cada vez que estudio algo de neurociencias, de manera instintiva busco su sentido dentro de las artes escénicas»
En tu caso, que haces teatro e investigas, ¿qué influye más en qué, la neurociencia en el teatro o al revés?
La verdad es que no lo sé. Lo tengo tan integrado, que no distingo fronteras. Me he formado en las dos áreas y en mi fase creativa pesa lo mismo; vaya, que no sabría prescindir de las neurociencias para la creación escénica y cada vez que estudio algo de neurociencias de manera instintiva busco su sentido dentro de las artes escénicas.
¿A qué gremios de la creación teatral crees le puede aportar más líneas de trabajo tu libro?
En principio a intérpretes y directores, pero también a cualquier creador relacionado con la escena.
¿Hasta dónde se puede llegar con la investigación en este campo?
A nivel teórico el recorrido es tan extenso como queramos. Afortunadamente, los dos campos son amplios y, como nos enseñó la Escuela de la Gestalt, su combinación es más que su suma y abre nuevos campos de estudio. En cuanto a la experimentación, actualmente con la EDA, medición de actividad electrodérmica, hemos podido llegar a medir en tiempo real la sincronía receptora en atención y emoción de un grupo de espectadores sin afectar el transcurso de la obra. También hemos medido la correlación con atención y emoción de intérpretes pero los resultados distan de ser ideales por la cantidad de artefactos que genera la tecnología disponible. Queda, por tanto, mejorar este apartado y llegar a combinar la adquisición de datos fisiológicos con otras tecnologías además de la electrodérmica como la de «eye tracking» con la que registramos el recorrido de movimientos oculares, el ECG con el que medimos ritmo cardíaco, la respiración, la dilatación de pupila o hasta el EEG con el que ver las ondas cerebrales. Todo combinado nos daría un mapa de qué pasa y cómo pasa en el cuerpo del receptor de una obra teatral. Ni que decir tiene que este tipo de trabajo no sería posible sin la colaboración de empresas tecnológicas que facilitan nuestra labor.
El libro se puede adquirir en nuestra librería online o en la librería Yorick