Sud Aca Opina

¿A quién le creo?

Todos los días, desde que me despierto por la mañana hasta que me duermo por la noche, en cada momento del día, y de la noche también, en todo lugar, por todos los medios posibles, sin yo quererlo, me llega información y desinformación de todo tipo y de cualquier tema, desde economía, hasta religión, pasando por conspiraciones inexistentes y promesas de bienestar para millones que terminan financiando las vidas de excesos de una minoría con ceguera de egoísmo.

¿Si está escrito es verdad? Es facilísimo deformar textos supuestamente dichos por tal o cual personaje influyente, sobre todo, si se utiliza el consabido recurso de sacar las palabras de contexto. Si agregando o eliminando una simple coma se puede cambiar el sentido de una frase, no es difícil pensar en como un poco de creatividad negativa, puede transformar incluso un discurso de amor, en una apología al odio.

Si me retrotraigo, ahora me doy cuenta de que ni siquiera a mi mamá le podía creer ¿Qué era eso del Hada de los dientes, papá Noel o el conejo de pascua?
Debería vengarme y cobrarle a la señora aplicando intereses, por todas aquellas veces que el conejo tacaño no me dejó lo suficiente.
Para variar, me estoy desviando del tema.

En 1455, el primer libro impreso íntegramente en la imprenta de Gutemberg fue una biblia.

“En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios”.
Evangelio según San Juan (1,1-18)

Gutenberg en 1450, al inventar la imprenta, jamás imaginó como esas primeras palabras impresas se transformarían en palabra sagrada; si estaba escrito, era cierto, lo cual se ha pervertido al punto de no poder discriminar hoy en día, entre la verdad y la mentira contenida en un texto.

Para agregarle un poco más de sal a la sopa, aparece la inteligencia artificial como la hechicera suprema para convertir cualquier cosa en otra.

Ya hemos visto discursos de grandes personalidades del mundo político dando discursos aberrantes o artistas dando recitales frente a una multitud enardecida, mientras dormía plácidamente en su cama a miles de kilómetros.

Estamos viniendo un mundo en que todo puede ser verdad y a la vez nada puede ser. Antiguamente, quien dominaba la información, dominaba el mundo, pero el paradigma ha cambiado y hoy, quien domina la desinformación, puede llegar a dominar el mundo, y parece que ya están bastante adelantados.

Con el manejo de la información se han ganado elecciones, justificado guerras, crucificado ideales…

“Hacia el final existía la desinformación, y la desinformación estaba junto al lado obscuro, y la desinformación era la obscuridad”.
Evangelio según yo (1,1-1)

Como es mas cool designar las cosas en inglés, esto de la desinformación adquiere una dimensión de cierto prestigio al denominarla como fake news, pero sigue siendo la misma mierda; una efectiva herramienta de manipulación psicológica de masas.

Al menos eso leí en un folleto que me regalaron a la salida del metro y como estaba escrito, le creo a pie juntillas porque sin duda alguna, es la más pura y santa verdad.

¿O no?


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