¿A quién le importa?
Los titulares a veces se caen. Alguien los coloca sin avisar. Y obligan. En Brasilia hay un sequía extraordinaria, no llegábamos la otra tarde al 9 % de humedad en el ambiente. La piel se acartona, los labios se cuartean, la cabeza explota, el agua se evapora. Escribo y me presiona la pregunta del título, ¿a quién le importa? Entre función y función en esta Cena Contemporânea del 2017, hay encuentros, debates, actividades que cada vez se circunscriben a una necesidad de identificación de grupo, de pertenencia, de reconocimiento. Los debates son los mismos de siempre con matices menores. Las reclamaciones aumentan, el desasosiego se instala en el discurso y se buscan la soluciones de siempre, que se presentan como nuevas, como iluminaciones en la oscuridad. Sucede aquí, en Brasil, con una crisis económica, pero sobre todo política de una envergadura insólita, pero escuchamos argumentaciones, falencias y peticiones similares en todo el globo teatral iberoamericano.
Y sigo con la duda, ¿a quién le importa el Teatro? Se me ha escapado, quería decir : ¿A quién le importa lo que yo diga sobre el teatro, las artes escénicas, las organizaciones institucionales, los gremios o el sistema en general? ¿A quién le importa lo que yo haga con mis conocimientos, mis ignorancias, mis anhelos o mis certidumbres sobre la dramaturgia, la dirección o el punto de cocción ideal del rodaballo salvaje? Lo que importa es lo que se haga desde el Poder. Sí desde los órganos de poder, legislativos, los que pueden hacer con un decreto, una convocatoria, una dotación presupuestaria adecuada y unas políticas culturales claras y sostenibles que cambie la situación.
Digo lo anterior porque tuve la fortuna de estar presente en un acto donde la Secretaria de Cultura de Brasilia, con la presencia del Gobernador y de otras autoridades en la materia anunció un programa para fortalecer y valorizar los espacios culturales del DF. Es eslogan era “Lugar de Cultura”, se presentaba en un curioso espacio muy poco conocido de la ciudad modelo: el Memorial dos Povos Indígenas, una suerte de museo con actividades en ese sentido y que formaba parte también del nuevo plan de inversiones para reformas, manutención y adecuación de los espacios, pero a la vez cuenta con una modernización de la gestión y de los modelos de financiamiento público y privado, para darle sostenibilidad a la operación y una implementación de herramientas de programación para la búsqueda de nuevos públicos para estos mismos espacios culturales.
Relato algunos de los lugares a potenciar con reformas: Museo Nacional de la República, Biblioteca Nacional de Brasilia, Centro de Danza, Teatro Nacional Claudio Santoro. Tres edificios de Neymayer que necesitan de esa reforma para hacerlos más prácticos. En el caso del Teatro Nacional, se empieza con la remodelación de la sala pequeña, la que se utiliza normalmente para las representaciones teatrales. El plan es ambicioso, requiere de normativas que ya están aprobadas o en trámite, procura adecuarse a los nuevos tiempos, no solamente en lo formal, sino en lo administrativo, y es fruto de un trabajo concienzudo de un equipo comandado por Guilherme Reis, un viejo amigo, fundador precisamente de este Festival donde me hallo, que decidió quemarse en la gestión pública, pero que me parece saldrá vivo, con la conciencia de haber establecido un nuevo nivel de compromiso y de haber colocado a lo público como algo al servicio de todos, cosa que me parece importante, y con posibilidades de convertirse en referente.
Pero sigo preguntándome, ¿a quién le importa que les cuente estas cosas? Pues me importa a mí. Que soy el que se empecina en mostrar que es necesario mojarse para cambiar la situación, que se debe intentar participar allí dónde a uno le dejen para empujar en una dirección diferente, porque cambiar las cosas no se hace desde la barra de un bar, ni desde las redes sociales ni siquiera desde plataformas como esta. Se hace presionando políticamente, hablando con gentes de otros lugares, leyendo, comparando, sabiendo que hay soluciones diferentes a casi todos los problemas que nos acucian. Cuantos más nos comprometamos con nuestra realidad de manera colectiva, generosa, cada cual en su capacidad y conocimiento, más fuerza tendremos para que esto cambie.