Adel Hakim (1953-2017). Sabiduría teatral
Adel Hakim fue un hombre de teatro integral, un sabio de la dramaturgia que trabajó para instalar puentes entre diversos ámbitos: América Latina y Francia, Jerusalén y París, la gran urbe turística y sus suburbios populares, siempre con el teatro como instrumento.
Escribo esta nota por dos motivos concomitantes: la puesta en escena reciente de una de sus obras, el monólogo Ejecutor 14, que trata un tema de algo que ahora sacude a Francia: la gestación de una guerra civil por el contagio del odio. ¿Cómo se pasa de la indiferencia al rechazo feroz? ¿De la paz a la pulsión de la guerra? ¿De la creatividad al instinto de destrucción?
«Nadie estaba en peligro, pero todos se armaban… Más y más…», dice el texto del monólogo. Odio que ronda amenazante y asesino en estos días en París y en Europa… También porque su lucidez ante la muerte me parece digna de mostrarse en estos días de peste.
Adel Hakim nació en 1953 en El Cairo, pero muy niño sus padres lo llevan a Beirut en donde convive con los horrores de la guerra civil libanesa, una cruenta lucha entre facciones que ha marcado el espíritu de varias generaciones de escritores en Francia, como Wajdi Mouawad, el dramaturgo libanés, o Sorj Chalandon, el periodista escritor, entre otros. Codirigió el Teatro des Quartiers d’Ivry en las cercanías parisinas, con Elisabeth Chailloux hasta su muerte en 2017. Desde esta posición estableció sólidos contactos con el teatro latinoamericano, en especial con la rica escena chilena. También regresó a sus orígenes medio orientales, para trabajar con el Teatro Palestino de Jerusalem.
Yo quiero recordarlo en este 2020 por su afabilidad y cortesía, por su compromiso total con el teatro desde varias perspectivas, como organizador y productor, como director de escena, como actor (con un sorprendente talento), como autor. Siempre amable y alerta, dispuesto y sin darse aires de genio. Suavidad y destreza podría ser su divisa. Nos preguntamos constantemente ¿Para qué sirve el teatro?, y voy a responder con un texto de Hakim que escribió para nosotros pocos días antes de su muerte en 2017, palabras que nos muestran su comprensión de los dos mundos, ¿gracias al Teatro?
Estos son fragmentos del texto de despedida de Adel Hakim:
«La enfermedad que padezco desde hace casi tres años, esclerosis lateral amiotrófica, mal cerebral degenerativo que me deja una esperanza de vida de apenas tres años, me ha mostrado de manera íntima una nueva experiencia de vida. Y la posibilidad de otra libertad. La libertad del suicidio asistido, prohibido por la legislación francesa».
Adel Hakim pedía la autorización para suicidarse de manera controlada por servicios médicos, algo que en Francia no se permite. Por eso se había inscrito en una asociación suiza que si cuenta con autorización legal, ‘Dignitas’, y había fijado el desenlace para el 28 de agosto de 2017. Sin embargo, su estado le impidió viajar a Zurich y falleció el 29 de agosto de ese mismo año, en su casa de Ivry, un día después de la fecha fijada. Sigo con la traducción su texto:
«Al perder la posibilidad de hablar con claridad, de argumentar, de dialogar, de leer textos en público, perdí una parte fundamental del oficio del espectáculo viviente: el don de la palabra. A pesar de esta dificultad, he tratado de seguir el mayor tiempo posible en mis funciones de director de escena, de autor y de administrador. Pero renuncié a la actuación.
Dada la situación, poder dirigirles un Libre Adiós es muy asombroso. Una vez fijada la fecha para pasar al otro lado del espejo, el sentido de cada uno de los días que te quedan es una esfera de cristal de una riqueza infinita.
Elegir el último día de vida es imposible para una gran mayoría de humanos. No obstante, un equilibrio entre Ying-Yang, Eros-Tánatos, Vida-Muerte, me tranquiliza. No hay que angustiarse por la idea de la muerte. Hay que aceptarla pues es un pasaje ineluctable hacia el más allá. Ninguno de nosotros es inmortal. Debemos vivir entonces con placer, saber compartir, con solidaridad para socorrer entre otros a los necesitados y a los inmigrantes.
Así que ¡Adiós queridos vivientes!
Antes de nuestro nacimiento, a lo largo de nuestra vida y después de nuestra muerte, nuestras células, nuestras moléculas, nuestro espíritu, sueños y recuerdos, pertenecen al Sistema Solar, a la Vía Láctea, a nuestra Galaxia, y al Universo entero cuyos límites desconocemos.
Los abrazo con la esperanza de paz y amor que todos tenemos en nuestros corazones».
Adel Hakim
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Esta carta la escribió el 15 de agosto 2017, pocos días antes de su partida. Adel Hakim fue un héroe del teatro, un guerrero de la paz a través de la escena, y para mí un ejemplo. Ojalá retoce con los grandes del teatro, allá en donde el doble se refleja de vez en cuando en la escena.
París, noviembre 2020