El Chivato

Albert Boadella asegura que el oficio de actor tiene que ser «vengativo»

El actor y director de la compañía Els Joglars, Albert Boadella, afirmó que el oficio de actuar tiene que ser «vengativo» y que si tienes adversarios «mejor», y puso como ejemplo su obra ‘Daaaalí’, basada en el pintor ampurdanés, un personaje «vilipendiado por la sociedad progresista y de izquierdas», de la que él lo «vengó». Boadella dijo que en su oficio «se tiene que fomentar los adversarios» y mantener malas relaciones, ya que «el buen rollo es fatal para el teatro».
Boadella ofreció un decálogo de lo que puede ser un buen actor en una lección para inaugurar el curso del Institut del Teatre de la Diputación de Barcelona, del que fue alumno y ahora profesor. En estos «diez mandamientos», además de la «venganza», también aconsejó a los centenares de alumnos que le escuchaban que «reconozcan a Dios como único creador». Para Boadella, el actor sólo puede «despertar» la realidad, que ya existe.
Otros puntos del decálogo fueron no trabajar nunca, confiar en la perversidad –«si los actores me vienen con buena fe les aconsejo que vayan a los seminarios, que están muy vacíos»–, no caer en la trampa de complicar las cosas, manipular la realidad para que parezca más real, practicar el mal gusto, evitar que el teatro se convierta en una copia de sí mismo, «no hacer terapia a costa de los espectadores», «evitar que los poetas se apropien de la poesía», y desconfiar de la libertad.
Boadella también contó que el teatro es «la voluntad de mantenernos en la infancia, y durante 59 años he jugado a ello y he conseguido alargar esta edad del juego». El actor reivindicó el «espíritu juguetón» del teatro, que definió como «arte colectivo».
«Quien domine este juego (el teatro) en colectivo, se saldrá con la suya, más que si sólo piensa en sí mismo, que en ser de este tipo se dedique a escritor o pintor», dijo Boadella.
Por su parte, el director general en funciones del Institut del Teatre, Josep Montanyès, señaló que, a pesar de que considera que su puesto sólo durará unos meses, «tengo ideas propias y pienso recurrir al diálogo para discutir y proyectar el futuro inmediato con la participación de todos», como la revisión del plan de estudios, para la que ha anunciado la creación de una comisión encabezada por el presidente de la Escuela de Arte Dramático.
Además, Montanyès recriminó, sin nombrar a nadie, que «ser profesor aquí no es un privilegio sino un trabajo con obligaciones».
«No se puede hacer excepciones con aquellos que se sirven del Institut antes que estar a su servicio, y que opten para ser o no de este colectivo», señaló el director general interino del Instituto.


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