Alex Rigola asume la dirección del Teatre Lliure sin la unanimidad de los patron
El pleno del Patronato de la Fundación del Teatre Lliure de Barcelona escogió hoy como nuevo director del centro a Alex Rigola, de 33 años, quien asume las riendas del equipamiento tras la crisis abierta con la muerte del anterior director Josep Montanyés y la renuncia de Lluís Pasqual por desavenencias con las administraciones. El nombramiento, que venía a cerrar la crisis, provocó la baja de dos miembros históricos de la Junta de Gobierno, los actores Anna Lizarán y Lluís Homar.
El presidente de la Fundación, Antoni Dalmau, informó que la votación se produjo entre 31 miembros del Patronato de forma secreta por petición de uno de los patronos, compuesto por 58 personas, de las que sólo asistieron unas 35. Entre los asistentes, 22 se manifestaron a favor de Rigola, seis en contra y tres optaron por la abstención. La reunión también concluyó con la baja de Lizarán y Homar que expresaron sus motivos en sendas cartas enviadas a Dalmau.
Lizarán, que apostaba por la dirección de Pasqual, señala contundentemente a las administraciones a la que acusa de querer el teatro para «mandar» sin que «nadie les moleste». «Y, de hecho, lo han logrado. De una manera o de otra pronto nos habrán echado a todos. Un sistema de quedarse el Lliure y a un precio muy bajo», apunta la actriz, quien expresa que no tienen nada «en absoluto» contra el nuevo director.
En cuanto a Homar, Dalmau explicó que todavía no ha enviado su carta pero que las razones que le ha trasladado para justificar su cese son de «carácter personal» y que no tienen «nada que ver con Rigola». Tanto Homar como Lizarán habían votado a favor de proponer a Rigola al pleno para que asumiera la dirección del teatro en la pasada reunión de la Junta de Gobierno.
El proceso abierto tras la muerte de Montanyès y la polémica en torno a Pasqual también se ha cobrado la baja del patrón Pere Planella, quien ha abandonado el Patronato de la Fundación, por estar en «desacuerdo con cómo se ha seguido el proceso» de nombramiento de Rigola, según explicó Dalmau. Homar y Lizarán seguirán, por su parte, como patronos de la Fundación a pesar de su salida de la Junta de Gobierno.
La reunión de hoy provocó un «debate intenso» en torno a los motivos que causaron la «renuncia de Pasqual» más que el nombramiento de Rigola, explicó Dalmau. La preocupación sobre el futuro del centro, su gestión económica y el papel que las administraciones van a tener en el mismo fueron los temas principales que se abordaron en el encuentro.
Dalmau habló de una «cierta corriente» de opinión en el seno del pleno que expresó su «preocupación» específica sobre el «protagonismo de las administraciones en el terreno económico y ahora también en el nombramiento del director». Por parte de las administraciones, –Ayuntamiento de Barcelona, Generalitat de Catalunya, Diputación de Barcelona y Ministerio de Educación, Cultura y Deportes– no se produjo ninguna intervención en el pleno, a pesar de que distintos patronos se pronunciaron en tono crítico.
Rigola se dirigió en su primera intervención ante la prensa para manifestar que está «muy contento» de hacerse cargo del Lliure aunque, apuntó inmediatamente, «me sabe mal las graves condiciones con las que lo asumo, la muerte de Montanyès y la renuncia de Pasqual». Asimismo, quiso dejar claro para los que crean que su figura ha sido bien recibida por ser joven y acaso «manipulable» que él elaborará su propio equipo artístico.
Sobre las ideas de Pasqual sobre el Lliure, Rigola dijo que su pensamiento «se acerca bastante a la idea de teatro artesanal pero en completa comunicación con el público, cerca de los ciudadanos». «Esto no significa una renuncia artística y de hablar de los temas que preocupan a la gente, cuando normalmente vemos tantas representaciones que se alejan de esta concepción», aseguró.
El nuevo director advirtió que el Lliure «estará lejos del vacío de pensamiento» y añadió que tanto él como las administraciones son «conscientes de que el presupuesto actual es insuficiente» para asumir un plan ambicioso para el centro que lo «vuelva a poner en su sitio» y que le ayude a «recuperar el prestigio internacional», que se propone recuperar.
La crítica situación económica del centro, apuntó el nuevo director, provocará una «reducción drástica de la programación del Lliure» prescindiendo de espectáculos «sin sentido». Al mismo tiempo, Rigola abogó por hacer que la genete «conozca el centro por sus productos» y por invertir en ello más esfuerzo de «promoción», atrayendo la atención del público universitario.