Escritorios y escenarios

Algo más que víctimas

Una amiga que trabaja con las víctimas del conflicto armado en Colombia me contó que desde que se firmó el acuerdo de paz, es muy difícil encontrar financiación internacional para garantizarles la ayuda. Por fuera del país se construyó el mito de que ahora en Colombia hay paz. Y no es cierto. La vigencia del conflicto armado se puede evidenciar de muchas maneras, por ejemplo, trayendo a colación el caso del Catatumbo que, por cierto, sigue sin resolverse.

Sin embargo, pese a que no soy periodista, ni pretendo serlo, pienso con cierta frecuencia en el asunto. En parte porque en el campo del teatro el conflicto armado es un tema visitado. Muchas de las obras de teatro que se pueden ver en cartelera están basadas en las historias de las masacres, del desplazamiento, de las víctimas y sus victimarios.

Asimismo, como creador uno se debate entre si hablar de esa realidad o no. Y si opta por hacerlo, sobre cómo hacerlo. Y, por supuesto, nadie quiere revictimizar a las víctimas. Yo, por ejemplo, actualmente estoy en un proceso que, si bien no trata el tema del conflicto armado, sí trabaja con la idea de la víctima, pues está basado en un hecho de la vida real que aborda la temática del feminicidio. La protagonista es una mujer que fue asesinada por su pareja.

El proceso para construir la puesta en escena de este relato, ha sido interesante y muy duro, en particular, para la actriz porque le cuesta distanciarse del personaje. Y con toda la razón pues esta historia trata de su historia familiar. Una de las cuestiones que más ha costado, es el de poder ver y entender a la protagonista como una mujer que se divierte, que sueña, que ama, que está llena de vida y que es algo más que una víctima. Las víctimas, antes de serlo son seres humanos con deseos y objetivos hasta que, una serie de circunstancias desafortunadas les conducen a la experiencia que divide sus vidas en un antes y un después. Esto en el caso de los que logran sobrevivir.
Y yo no puedo evitar pensar que, si el suceso trágico no hubiera acontecido, ellos, las víctimas estarían trabajando duro para salir adelante, y divirtiéndose de alguna manera, por lo menos alguno de los días de la semana. Nadie elige convertirse en una víctima.

Eso le decía yo a mi amiga, mientras le contaba lo particular que ha sido este proceso creativo y cómo me he negado a sostener que una víctima es solo eso. Ella me decía que eso tenía mucho sentido, porque después de tantos años de escuchar los relatos de las víctimas que iban a su oficina por las ayudas, había una cosa que le parecía inquietante y admirable: y es que, pese a que suelen contarle con pelos y señales los detalles de sus historias pasadas, todas llenas de dolor, aunque unas más retorcidas que otras, las personas que acudían y acuden a su oficina logran sacar sus vidas adelante, porque quieren salir adelante sin perder la dignidad ni la alegría por la vida. Todos agradecen cada gesto de bondad que, desde entonces, encuentran en el camino.

Domingo 13 de abril del 2025
Bogotá, Colombia.


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