Amenazas para el Teatro Hispanoamericano en Francia
Todos queríamos al Festival de Teatro Iberoamericano de Bayona, transformado en sus últimas ediciones en el Festival Translatines. Era una cita anual, necesaria, excitante, en la muy hispánica ciudad de Bayona que tiene una de las principales ferias de verano en Francia y que ha sido la puerta de ida y vuelta, entrada de la cultura franco-hispánica. ¡Qué mejor sitio para un festival de teatro hispanoamericano! Y aquello era un memorable fiesta.
Durante 33 ediciones, Jean-Marie Broucaret y su equipo del Théâtre des Chimères mantuvieron viva la flama hasta que el alcalde de la ciudad, Jean-René Etchegaray decidió cortar lo poco que quedaba de subvención, con lo que dio el tiro de gracia a esta reunión creativa. Por 60 mil euros nos quedamos sin Translatines.
Los signos negativos se acumularon desde que el festival pasó de ser anual a bienal, porque la carga presupuestal y administrativa ya era insoportable. Aunque la presencia anual en Bayona era un síntoma de continuidad. Sin embargo, que ocurriera cada dos años era menos que nada, aunque poco a poco la voluntad política abandonaba al Théâtre des Chimères y a su festival, que tuvieron que recurrir a las ciudades vecinas para completar la subvención.
Es verdad que el festival Translatines durante sus más de treinta años fue subvencionado, que sus recursos propios eran limitados. Pero una reunión con tal alcance escolar y de público tiene que ser, forzosamente, impulsada con dinero público. Estamos seguros que desde Molière hasta nuestros días, la creación teatral importante ha sido subvencionada.
El problema es que los políticos desde su feudo deciden qué es lo que vale la pena apoyar con el dinero público y que no. Así el año en que se suspendió El Festival de Teatro Iberoamericano de Bayona, apareció el festival Kulture-Sport, con una subvención idéntica. En mi pueblo eso se llama desvestir a un santo para cubrir otro. La cultura del deporte por encima de la cultura humanística del teatro. Pero la pérdida para Bayona y en general para el teatro hispanoamericano en Francia fue muy alta. Durante los años de festival se presentaron en Bayona las principales compañías españolas y muchas latinoamericanas; se dieron a conocer artistas, dramaturgos; el público joven tenía una tribuna imprescindible para expresarse libremente sobre las obras a las que asistía. ¡Qué gran pérdida haber acabado con el festival! ¡Qué falta de visión política! ¡Qué desastre cultural! El trabajo de más de 35 años echado por la borda por ignorancia y por insensibilidad política y social, por un desamor total al teatro y a la cultura.
Nos enteramos al redactar este artículo que Jean-Marie Broucaret con su equipo, sin rendirse, han organizado una reunión teatral llamada ‘Vuelta’ con la que quieren mantener encendida la flama de un festival de teatro dedicado a la creación hispanoamericana. Una manera de estar presentes y no ceder de este formidable equipo del sur de Francia. Pero el golpe contra el festival Translatines ya ha sido dado al suspender su continuidad y su subvención.
Esta remembranza viene a cuento por las amenazas que se ciernen sobre el Festival don Quijote de París, la única puerta de entrada para el teatro hispanoamericano en la capital francesa y ahora en Francia. Con valentía y vigor este festival sigue adelante, gracias al Teatro Zorongo y su equipo.
Muy pronto veremos la segunda parte del Festival que en su primer acto en octubre nos dejó un grato sabor. ¿Será esta la última edición como lo teme su director artístico Luis Jiménez? Hacemos votos para conjurar los malos espíritus (ignorancia, desinterés, superficialidad) y para que al Don Quijote no le ocurra lo del festival Translatines de Bayona, aniquilado por la falta de visión del alcalde de la ciudad. ¡Qué gran pérdida para todos!
Enrique Atonal, París noviembre 2016