Críticas de espectáculos

‘Amor de cuentos’/Teatro Arbolé

Con ritmo de poema

El titiritero se convierte en abanderado de la poesía y surge de la oscuridad de la sala. Ondea su estandarte sobre las cabezas mientras recita la Rima IV de Bécquer declarando que “siempre habrá poesía”. La bandera que porta se transforma en retablo y el titiritero en cuentista y pregona: “¡Cuentos… cuentos…! ¡Vendo cuentos!”. Pero no los vende, los regala.

‘La niña que riega la albahaca y el príncipe preguntón’, ese viejo cuento andaluz que Lorca adaptó al teatro de títeres, la ‘Historia de burros’ de René Fernández Santana, el asombroso caso de Omar Pompeyo y su “culete rebelde”, poemas de Gloria Fuertes (“El gallo despertador”) o Carlos Reviejo (“Un cuento de mar”) convertidos en historias de muñecos. Y muchos momentos salpicados de poesía que se cuelan entre unas historias y otras, que las vertebran y nos las ofrecen en bandeja de plata.

Todo esto es ‘Amor de cuentos’, el espectáculo que Teatro Arbolé presentó en su sala del Parque Luis Buñuel. Una propuesta de gran sobriedad escénica pero de una seductora incontinencia de ideas, de buen gusto, de cariño por los títeres y de respeto por el contenido y el público. Predomina el títere de guante (construidos con estimable sentido estético) con el complemento de títeres-objeto, varillas inferiores y siluetas articuladas. Hay un magnífico trabajo dramatúrgico que más allá de engarzar cada de las partes en un todo sólido y coherente, es capaz de impregnar el espectáculo con el ritmo propio de los versos, una dramaturgia que crea un corazón para el espectáculo y le hace latir con la sonoridad de la poesía. Hay también una gran dosis de sentido de humor, mucha complicidad y juego inteligente con el público, algún guiño metateatral, un lúcido planteamiento de la relación actor-muñeco y una audaz utilización del espacio y la escenografía.

Y sobre todo, hay un Javier Aranda en estado de gracia, magnifico en su doble cometido de actor y titiritero, poniéndole a este ‘Amor de cuentos’ la carne, la palabra, el alma y la intensa esencia de ese soplo que nos asalta desde la escena y se nos cuela por los ojos, la piel y los oídos.

Obra: Amor de cuentos. Dramaturgia: Iñaqui Juárez Montolio. Compañía: Teatro Arbolé. Actor/Titiritero: Javier Aranda. Escenografía, vestuario y muñecos: Arbolé. Dirección: Iñaqui Juárez. Teatro Arbolé. 28 de mayo de 211

Joaquín Melguizo. Publicado en Heraldo de Aragón 30 de mayo de 2011


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