“Amor y circo” de Harapo Teatro de Títeres (Argentina): Se esperaba más
“Amor y circo” es el segundo de los espectáculos que en estos días la compañía argentina de títeres Harapo Teatro presenta en el Teatro Arbolé. En esta ocasión, la propuesta de Harapo va dirigida al público infantil y en ella se cuentan las peripecias de Quique, un payaso ingenuo y soñador que está enamorado de la trapecista Margarita. A ese amor se opondrá el dueño del circo, un domador malvado y misterioso, que finalmente tendrá que vérselas con un feroz león.
La verdad es que, después de haber visto su anterior espectáculo (“Una historia de amor”) lleno de virtudes y con muy pocas cosas que reprocharle (entre ellas su injustificable brevedad) esperaba bastante más de este “Amor y circo”, en el que se reiteran las deficiencias (apenas treinta minutos, demasiado poco incluso para público infantil) y no se ofrecen las mismas bondades. El títere es un elemento figurativo y estético, que ha sido construido para ser un personaje en una acción dramática, manipulado por un actor titiritero que le da vida a través de la voz y sobre todo, del movimiento. El movimiento es la vida del títere. Visto el espectáculo desde estas tres partes esenciales (los muñecos, la acción dramática y la manipulación) el resultado es bastante irregular. Los muñecos están bien construidos, atendiendo tanto a la configuración estética y a su imagen, como al punto de vista de su papel dramático (rasgos definitorios, arquetipos…). Teniendo en cuenta lo estético y visual, se hubiera agradecido algo más de plasticidad en el retablo y una presencia más decidida de elementos que contextualizasen la acción en el mundo del circo.
La historia en torno a la que se desarrolla acción dramática, es sencilla y correctamente construida sobre la base del esquema protagonista-antagonista, y en su resolución el bueno obtiene su premio y el malvado su castigo. La puesta en escena, aunque jerarquiza bien los diferentes elementos, no ofrece grandes sorpresas y en ocasiones maneja un ritmo que se hace algo lento.
Es de destacar la combinación de los títeres de guante con la técnica del dibujo animado, aunque se hubiese agradecido que el paso de la una a la otra se hubiera realizado de una manera algo más imaginativa y sorprendente. En cuanto a la manipulación, hay momentos en los que le falta fluidez, precisión y no hay una canalización clara de la gestualidad del titiritero al muñeco. Esperaba vivir momentos mágicos y emocionantes, pero no pude pasar de la frialdad.
Obra: “Amor y circo” Compañía: Harapo Teatro. Muñecos: Quique Sánchez Vera, Marcelo Peralta. Animación: Large Nielsen. Autor, manipulación y dirección: Marcelo Peralta. Teatro Arbolé (Zaragoza) 20 de junio de 2009.
Joaquín Melguizo Canal
Publicado en Heraldo de Aragón 22 de junio de 2009