Antes de que llegue la bestia. Ensalle
Estamos muy sensibles. ¿A que sí? Lees “Antes de que llegue la bestia” y ¿qué es lo primero que piensas? Puedes pensar varias cosas. Incluso te puede dar un respingo. Nadie se escapa de las circunstancias del contexto. Y éstas nos condicionan, aunque no lo queramos. Aunque busquemos estar por encima de las circunstancias. En realidad estamos a merced de las circunstancias. Con esta expresión juega la coreógrafa gallega Mercé de Rande, cuando se titula irónicamente: A Mercé das Circuns Tanzias (mezclando su nombre con el de circo y danza). Estamos a merced de las circunstancias y éstas nos llevan a pensar que “Antes de que llegue la bestia” tiene que ver con la pandemia y la terrible crisis en la que nos está sumiendo.
No obstante, Antes de que llegue la bestia es el título que Ensalle Teatro de Vigo le puso a una de sus últimas piezas. Realizada antes de que la COVID19 invadiese nuestros pensamientos, nuestro libre albedrío, nuestras relaciones, nuestra salud, nuestra economía. Sin embargo, en Antes de que llegue la bestia, una pieza postdramática prepandémica hecha de retazos o girones, de canchales, recogiendo la sedimentación que otras/os artistas dejaron en la interacción con esta compañía viguesa, podemos adivinar el anuncio de la catástrofe. La bestia habita en nosotras/os y entre nosotras/os y tiene que ver con esa pulsión de poder, que puede ser un objetivo o una estrategia. Tanto en un caso como en otro, el poder ha ido minando la convivencia humana, tanto entre las personas como en la relación de éstas con el ecosistema. Estamos explotando el planeta a tope, por tierra, mar y aire. El poder de viajar a cualquier parte, avión va, avión viene, coche va, coche viene… El poder de tener dinero y trabajo, competitividad, productividad, consumo. El poder de saber y entenderlo todo, marginando y apartando lo diferente y lo desconocido. Porque lo desconocido puede hacernos sentir ignorantes, poco inteligentes y, por tanto, inferiores. Nos rebaja y nos quita poder. Quien tiene la información tiene el poder. Por eso también debemos ser discretos, para que los demás no sepan demasiado sobre nosotros y, en consecuencia, no vayan a tener poder sobre nosotros. Lo desconocido da miedo y podemos sentirlo incluso como una amenaza. Esto puede aplicarse, por supuesto, a las artes escénicas, cuando dejan de reproducir la realidad, de manera mimética, para capturarla, analizarla y entenderla. Esto puede aplicarse al teatro raro, a ese que no reproduce la realidad imitándola o representándola, sino que juega, directamente con lo real en escena. Ese teatro, esa danza que producen realidad y, a través de figuras retóricas como la metáfora o la ironía, ponen el dedo en la llaga o lanzan su grito o su carcajada sin informar, sin explicar, sin que la lógica del entendimiento rija la composición.
El poder es una pulsión que se manifiesta en todas/os nosotras/os de diferentes maneras y en diferentes intensidades, desde el poder de saber y conocer, hasta el poder y la dominación sobre los demás, para que nos sirvan etc.
En fin, no escribo nada que tú no sepas. Sobre todos estos asuntos se mueven, gesticulan y nos hablan directamente Raquel Hernández, Artús Rei y Pedro Fresneda en Antes de que llegue la bestia, que pude ver en la Sala Ártika de Vigo, el 25 de octubre.
La compañía Ensalle Teatro tiene su propia sala, en la calle Chile, esta es la primera vez que actúa en la ciudad fuera de su propia sala, lo cual es, en mi opinión, una muy buena señal. Apertura y deslocalización.
El escenario de la Sala Ártika, en la avenida de Beiramar, al lado de las industrias que construyen barcos, es mucho más grande que el del Teatro Ensalle y esto, en las distancias y los recorridos de Artús y Raquel, le ha dado a Antes de que llegue la bestia una cierta dimensión épica, un halo de tragedia antigua, pese a los contrapuntos cómicos, por ejemplo, en la escena en la que Raquel, Pedro y Artús aparecen con unas cabezas de animales puestas y, sin decir palabra, mantienen una relación inquietante y, a la vez, graciosa.
Hace quince años que sigo el trabajo de Ensalle Teatro y creo que es la primera vez, además, que les veo utilizar la máscara como disfraz. También ha sido la primera vez que veo a uno de ellos colgado de unos arneses. Es Artús que nos mira como si se dirigiese, primero a su padre y después a su madre, para reprocharles (reprocharnos) la educación en valores éticos que le inculcaron y de los que ahora debe abdicar para poder valerse por si mismo en esta sociedad competitiva de la utilidad, la producción, el rendimiento y la rentabilidad. Mientras habla, colgado, en el suelo la luz traza una cruz y Artús nos evoca, indefectiblemente, la figura de Cristo.
La redención. ¿Dónde está la redención a día de hoy? Para mí está en los teatros. Ese lugar en el que ponemos los cuerpos en ánima y, pese a las restricciones, entramos en un contacto empático que está más allá del contacto físico o de la transmisión de virus y bacterias. El teatro y la danza, el teatro que danza, nos sacan de nuestros lugares habituales y, como en este caso, nos llevan hacia esa cuestión cuya respuesta no es una. El comienzo de la redención está en la apertura afectiva de la conciencia y, creo yo, a esto se dirige y orienta esta pieza de Ensalle. Igual que la propia compañía se abrió a las influencias artísticas y filosóficas de Sergi Fäustino, Terrorismo de Autor y Antoine Forgeron. Esos “Canchales” que hacen del proceso de creación un camino de investigación compartida con diferentes poéticas.
Antes de que llegue la bestia conviene celebrar a quien huye del poder, la bestia, a quien pierde en esta partida desorbitada que no lleva a ningún lado. Como los himnos y los discursos políticos que, en su día, enfervorizaron a las masas y que, con el tiempo, fueron perdiendo sentido. Velahí el impactante vídeo de Terrorismo de Autor, incluido en esta pieza, en el que jefes de gobierno actual y de antaño, incluyendo reyes y dictadores, igualan su blablablá. O la degradación de lo posible en nuestro día a día. La bestia que nos habita para ejercer o alcanzar el poder, pero también la bestia que nos habita para rebajarnos y hacernos sumisos y obedientes.
Ensalle nos ofrece aquí algunas imágenes, algunas frases, algunos movimientos y gestos, que nos tocan y se graban en la retina de nuestro cerebro. Velahí el teatro que, con su acción, impugna la naturaleza efímera de las artes vivas. Porque lo vivo muta, muda, se transforma, pero no desaparece.
Igual que no desaparece esta especie de grito emancipador contra el poder como actitud, modo o estrategia.
P.S. – Otros artículos relacionados:
“Arrebato y tiento en Ensalle”, publicado el 1 de octubre de 2018.
“Juan Loriente, sin ensayo, en Ensalle”, publicado el 1 de enero de 2018.
“Primitivismo predramático. Ensalle Teatro Después de Camarina”, publicado el 26 de octubre de 2016.
“Canchales/El Canto de la Cabra/Ensalle Teatro”, publicado el 22 de marzo de 2016.
“Las calles corrían por las calles / Teatro Ensalle”, publicado el 10 de marzo de 2015 (en la sección de Crítica).
“No deberíamos salir nunca de aquí / Cía. Ensalle Teatro de Vigo”, publicado el 21 de marzo de 2014 (en la sección de Crítica).