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Antonio Martínez afirma que las artes escénicas sufren una ‘enfermedad de costos

El director general de Promoción Cultural de la Región de Murcia, Antonio Martínez, afirmó que las artes escénicas no comerciales sufren una «enfermedad de costos» al tener «una demanda incapaz de cubrirlos que genera una presión financiera constante y que se agrava de forma progresiva», razón por la que consideró que para aplicar un modelo de financiación adecuado es necesario «pensar en una forma de hacer sostenible y accesible la propia cultura». Por su parte, El dramaturgo, actor y director colombiano Fabio Rubiano afirmó en Murcia que «desde el punto de vista artístico, los autores teatrales debemos aprender a escribir sobre conflictos o sobre temas conflictivos desde la derecha, porque en general siempre lo hemos hecho desde la izquierda y a las víctimas se las ‘sobrevictimiza’, algo que las convierte en figuras heroicas, cuando no siempre es necesariamente así». Martínez hizo estas declaraciones durante el encuentro profesional ‘Otros sectores’, celebrado anoche en Murcia con motivo de las VII Jornadas de Artes Escénicas ‘MurciaaEscena’, y en el que impartió, ante un nutrido grupo de directores, actores y gestores teatrales, la conferencia «¿Qué se puede hacer con la financiación de las artes escénicas?».
Según explicó, el sector cultural «ha experimentado un aumento de la demanda, del mercado, del empleo relacionado con este sector y de las compañías, convirtiéndose en uno de los sectores más dinámicos de la economía al crecer por encima de la media del mercado en los últimos años, en torno al 7%».
Sin embargo, para Martínez las artes escénicas no comerciales sufren una ‘enfermedad de costos’, ya que además factores como el desequilibrio entre los costes y la demanda, «las organizaciones de este sector no están dispuestas a incrementar los precios al ritmo al que aumentan los costos por razones políticas, morales o por miedo a perder al público».
«Los ingresos de las empresas del sector, concentradas al 50% en Madrid y Barcelona, proceden en un 76 % de cachés, el 9% de taquilla y el 13% de subvenciones», indicó, para luego añadir que «se necesitan más recursos, de más calidad, un dinero mejor gestionado y sobre todo una nueva forma de pensar y nuevas organizaciones».
A este respecto, Antonio Martínez mostró a los presentes una posible fórmula de financiación que podría servir de modelo para las compañías de este sector, los llamados ‘créditos retornables’, un sistema mediante el cual las compañías presentan el presupuesto de producción de una obra ante una entidad o Administración, la cual realiza una valoración cultural y otra empresarial con el fin de decidir si apuesta o no por ese proyecto.
En caso de que la entidad lo haga, sus valoraciones servirían para estimar la cantidad que podría financiar, una suma que la compañía de artes escénicas debería devolverse posteriormente junto con ciertos intereses en función del éxito de esa producción y de otras variables.
Para Martínez, «este tipo de mecanismos permite que estos sectores se vuelvan sostenibles y que en situación de crisis puedan mantenerse sus empleos», para luego añadir que «se trata de mejorar la calidad del mercado en términos economicistas, sin cuestionar el valor social de las artes».
Sin embargo, los miembros de este sector que presenciaron la conferencia no lo vieron tan claro, y tras un acalorado debate con el director general de Promoción Cultural, lamentaron el «retraso» que, en su opinión, sufre España respecto a otros países en materia de financiación de las artes escénicas, y algunos de ellos pidieron públicamente que el Estado «aplique modelos similares a los de Inglaterra o Francia».
Así, por ejemplo, el coordinador de la Unidad Técnica de ‘Iberescena’, Guillermo Heras, incidió en la posibilidad de aplicar el método francés, que «tiene un tipo de financiación para compañías privadas, otro para las independientes e incluso otro para aquellas que no quieren ser sociedad».
Del mismo modo, Heras propuso otras posibilidades, como «la optimización de espacios públicos en los que poner en marcha este tipo de producciones o los ‘programas-trabajo’, es decir, que puesto que el sueño de este sector es realizar funciones sobre el escenario, pues que realicen una compra de 20 funciones en vez de subvencionarnos».

El colombiano Fabio Rubiano afirma que «hay que aprender a escribir teatro desde la derecha para evitar la sobrevictimización»
Rubiano hizo estas declaraciones durante la mesa redonda ‘Dramaturgia Hispanoamericana», celebrada con motivo de las VII Jornadas de Artes Escénicas ‘MurciaaEscena’, y en la que también participaron los dramaturgos españoles Fulgencio M. Lax, Jerónimo López y Borja Ortiz de Gondra; el también director y actor argentino pero exiliado a Ecuador, Arístides Vargas; y el director del Departamento de Teatrología y Dramaturgia en la Facultad de Artes Escénicas de La Habana (Cuba), Eberto García.
Preguntado sobre los motivos por los cuales la mayoría de las obras con tramas conflictivas emplean temáticas de derechas, Rubiano obvió hablar sobre conflictos armados para referirse más bien a los de índole social, al declarar que «siempre se dice ‘voy a escribir una obra contra el racismo, contra la violencia hacia la mujer o contra el abuso infantil’, pero ¿para qué, si contra eso ya hay campañas impresionantes y se escribe en los medios de comunicación?»
«¿Qué funciona mejor desde el punto de vista artístico, escribir una obra contra la violencia machista o a favor de ella?», inquirió, no sin polémica, tras lo cual añadió que él podría, por ejemplo, «escribir una obra sobre las mejores técnicas para golpear a mi esposa sin que se dejen marcas, o en la que se reivindiquen las razones por las que hay que golpear a los inmigrantes cada vez que los veamos por las calles».
Para el colombiano, galardonado en tres ocasiones con el Premio Nacional de Dramaturgia, «hay que aprender a pensar desde el lado contrario, pero no en sentido de ser efectista, sino para encontrar las razones del otro lado, las que no se ven, y evitar la ‘sobrevictimización'». «Porque normalmente a las víctimas se las ‘sobrevictimiza’, subrayó, «y se las empieza a ver como figuras heroicas o éticamente correctas, cuando no necesariamente una víctima es siempre un personaje aplaudible, ya que convertirse en víctima es un accidente, no una cualidad».
Eberto García señaló que la situación en Cuba es diferente al no poder alterarse la línea oficial castrista, aunque explicó que se da una circunstancia muy llamativa a la vez que desconocida fuera del país, como es el hecho de que los teatros siempre estén llenos de gente, sobre todo para aquellas obras que hablan sobre la realidad cubana.
«Cuando pienso en las producciones donde se muestra lo que acontece en Cuba, o los problemas en otros países, me encuentro con que el teatro está lleno de gente», dijo, «y me pregunto por qué, ya que no ha habido cambios formales ni temáticos esenciales, se hacen los mismos clásicos que en todo el mundo».
En su opinión, «lo que hace la gente es ir al teatro a buscar aquello que subyace, que no se dice en los discursos oficiales, es decir, lo que hay por debajo y que se encuentra en las tensiones sociales de las obras o en ciertos personajes individuales».
Por su parte, el dramaturgo y Premio Nacional de Literatura Dramática 1998, Jerónimo López, trasladó el tema a España afirmando que desde su perspectiva de autor nacido durante el franquismo, todas las obras que ha escrito y que hacen referencia a conflictos pasan necesariamente por una temática de derechas.
«No tenía elección», señaló, «debía apostar por la izquierda y luchar contra la dictadura con las escasas armas del teatro, porque yo viví 10 años como autor durante el franquismo y eso pesa mucho». Para López, «la verdad es que la derecha de aquí ha hecho infinitamente más daño que la izquierda», razón por la que opinó que «esto es así hasta el punto de que la derecha española se niega a aceptar lo que se conoce como ‘memoria histórica’, precisamente porque les da miedo que se hable del pasado».


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