Aprobada en Argentina la ley de teatros alternativos
Después de tanto tiempo de pelearla, de debates entre los teatristas para llegar a un acuerdo, de algunas peleas entre los legisladores que poco tenían que ver con lo estrictamente teatral, y de los graves problemas institucionales que produjo la caída de Aníbal Ibarra, anteayer (16 de noviembre) a la noche fue aprobada la ley de teatros independientes. La nueva norma viene a llenar un vacío legal que padece la actividad teatral que entró en estado de crisis luego de la tragedia de Cromagnon. A partir de ese momento, el sistema de habilitaciones dependió de diversos decretos de necesidad y urgencia que intentaron reordenar el caos reinante. De todos modos, durante estos meses se produjeron varias irregularidades que afectaron la actividad teatral.
El proyecto de ley, que fue presentado por la diputada Florencia Polimeni, del monobloque Guardapolvos Blancos, en cierto sentido recoge el espíritu de las necesidades que durante meses debatieron los miembros de Artei (Asociación Argentina de Teatros Independientes) junto a algunos diputados de la Comisión de Cultura de la Legislatura porteña y los representantes de Poder Ejecutivo durante las gestiones de Aníbal Ibarra y la actual gestión, en manos de Jorge Telerman. Con esta norma, que ahora espera la aprobación del Ejecutivo, se definen las características de las salas independientes y se especifican las condiciones y requisitos para la habilitación de las salas porteñas que no superan las 350 localidades.
La norma aprobada anteayer estuvo por entrar en el recinto a fines del año pasado. Pero en aquel momento, el diputado Héctor Bidonde, del monobloque Del Sur, presentó otro borrador y ambos anteproyectos terminaron encajonados. Durante estos meses, varios diputados y dueños de salas pusieron su mirada en la actitud que tendría el mayoritario bloque del macrismo. Hace no más de dos meses, hubo otro borrador dando vueltas que contaba con varios puntos que fueron duramente criticados por los dueños de sala. Y cuando parecía que el tema estaba encajonado otra vez, cosas de la política, se destrabó. Tanto es así que cuando el proyecto de Polimeni llegó al recinto anteayer, todos los diputados presenten votaron la norma que ya había sido discutida en las diversas comisiones.
Si bien entre los teatristas la aprobación de la ley es todo un logro, existen ciertos reparos porque la norma aprobada regula a las salas independientes existentes, pero no avanza sobre los requisitos que se exigirían a los dueños de los futuros teatros independientes. «La ley está muy cerca de lo que estuvimos luchando, pero hace falta una ley para las salas a futuro. Esta norma cuenta con nuestro apoyo, pero pedimos a los legisladores otra norma para las salas. Hasta el momento, existe una promesa de que esa norma se vote lo antes posible porque es una necesidad urgente del sector», apuntó anteayer Gaby Lerner, miembro de Artei.
OTRAS VOCES. Para Rubén Szuchmacher, uno de los formaron parte del grupo de teatristas que durante meses debatió el tema, «está bien que haya salido la ley, pero sería deseable que los legisladores comiencen a trabajar en la norma que regirá al sector de acá al futuro. La diputada Polimeni tiene un borrador y desde Artei nos comprometemos a seguir el tema».
Ayer, ante una consulta de LA NACION, la que tomó la posta fue la misma Polimeni. «Mi postura inicial -explicó la legisladora- era que había que hacer una ley para todas las salas, las existentes y las futuras. Pero me encontré con una pared en el Ejecutivo, en el Legislativo y hasta entre algunos teatristas. Así fue como me terminé de convencer de que esto era lo óptimo, que en la aspiración de que saliera una ley para todas las salas corríamos el riesgo de que no saliera nada. Ahora hay que salir a pelear por la otra ley que, estoy segura, saldrá a principio del año próximo». Lo cierto es que, a partir de la reglamentación, los dueños de las salas alternativas tienen motivos para respirar un poco más tranquilos. De hecho, mientras las milongas y la actividad musical dependen de frágiles decretos, la actividad teatral cuenta con ley propia.
Alejandro Cruz. La Nación. 18 de noviembre de 2006