Así habló Zaratustra / Circo Interior Bruto
Concurrencia de ocurrencias
Cuando se conviene reventar la convención teatral tradicional puede que entremos en ese territorio de la retórica crítica en donde sea más importante el cómo que el qué se hace en escena. Si además nos enfrentamos a una docena de artistas creadores provenientes de diversos rubros que toman “Así habló Zaratustra” como si fuera un ácido lisérgico, entramos ya en un laberinto donde no parece existir una salida o que se presentan tantas a la vez que uno puede salir despedido y encontrarse al segundo siguiente metido en el centro de una acción disparatada.
El Circo Interior Bruto cumple veinte años, y lo hace con una propuesta que no es fácil estabular. Se trata de acciones encadenadas, de ocurrencias escénicas que se suceden de una manera que aparentemente parece casual, pero que debe responder a una lógica interna que en ocasiones parece detectarse, pero que con la actitud informal de los ejecutantes se empeñan en camuflar o despistar. Su presencia escénica se convierte en un juego de niños, en una infra actuación o en un deambular casi mecánico o zombi frente a los espectadores cómplices. Unas veces desdeñan la comunicación y al instante siguiente convierten a algún espectador en utilero. Se exige atención, paciencia y disposición para dejarse enredar en apariencias surrealistas o en concreciones ultrarrealistas.
Porque lo que parece banal, se convierte en sustancial, lo decorativo en significativo y los mensajes lanzados en la pantalla son la única guía posible para seguir a estos entes escénicos que transportan macetas, que le cortan la cabeza a un cordero de algún dios, o que pasean un monumento que suelta palomitas de maíz a tres metros y medio mientras hinchan globos o hacen ejercicios marciales.
Lo tomas o lo dejas. Es complicado aplicar convencionalismos críticos, argumentar sobre dramaturgias fragmentarias o sobre la actuación hipotensa que de repente se convierte en una sobreactuación. Es una propuesta libertaria. Incluso podríamos considerarla ácrata. Se debe medir desde otros parámetros y hay que celebrar que se mantengan estos vestigios de entender como circo, lo que la vida social nos vende como necesidades vitales. Contra el consumismo, contra la estulticia. Un poco de incorrección escénica. Nada aquí es perfecto, ni falta que hace. Es una celebración de lo aleatorio, es necesario por parte del espectador un acto de voluntaria entrega a unos artistas demasiado cuerdos como para darnos sermones o excitarnos con algo que no sea la inteligencia y las terceras o cuartas intenciones.
Carlos Gil Zamora
Así habló Zaratustra – Circo Interior Bruto – Jesús Acevedo, Belén Cueto, Marta de Gonzalo, Rafael Lamata, Publio Pérez, Rafael Suárez, Jaime Vallaure y Fran Winberg – Nave 10 Matadero – 14-06-2019