AVETID se suma a las críticas del sector artes escénicas
AVETID alerta de la competencia desleal de los espacios públicos en cuanto al precio de las entradas y los criterios de programación en los teatros públicos valencianos.
Coincidiendo en el principio del nuevo año, AVETID reclama una revisión de las políticas culturales de la Administración para poder llevar a cabo una labor cultural digna y profesional. Tras las últimas noticias del sector donde la competencia desleal de los teatros públicos ha levantado la voz de los actores, actrices y empresarios teatrales, AVETID reclama que se revisen varios puntos para poder hacer frente al nuevo año con dignidad.
Respecto a la competencia desleal, la asociación aboga por conseguir que las entradas de los espacios públicos tengan el mismo precio para los espectadores que las de los espacios privados. Además, se reclama que los primeros complementen la oferta con descuentos y promociones dirigidas específicamente a los colectivos más desfavorecidos como los jubilados, los estudiantes, las familias numerosas, parados, etc. para garantizar así que todos puedan tener acceso a la cultura.
Las críticas y demandas de AVETID no cubren sólo el área metropolitana de Valencia, sino que también se hacen extensibles en Castelló, Gandía, Elche, Alicante y resto de poblaciones afectadas por esta situación.
La competencia desleal también vigente en la programación.
Actualmente es difícil distinguir los parámetros de programación pública de los privados, puesen los teatros de titularidad pública aparecen constantemente «rivalidades» de oferta programática, mezclando estilos y producciones escénicas de factura media y pequeña que bien podrían representarse en las salas privadas, con el agravante que en los escenarios públicos se pueden pagar caches mayores y lanzar la venta de entradas a un precio muy inferior.
En una ciudad como Valencia (como ejemplo de municipio valenciano donde más salas teatrales coexisten), es absolutamente necesaria la organización de estructuras y fórmulas de programación entre espacios escénicos públicos y privados, para no incurrir constantemente en esta problemática.
El Teatro Rialto, un teatro público gestionado por CulturArts, ya ha sido muy criticadoúltimamente por la asociación de actores y actrices (AAPV) por programar teatro amateur en plena temporada alta; teatros municipales como lo TEM o La Rambleta, con unas dotaciones económicas anuales muy superiores a las de las salas privadas (a veces duplicándolas o triplicándolas), ofrecen espectáculos de factura media de compañías nacionales o producen espectáculos donde no contratan a profesionales valencianos, con muy poca incidencia además en las producciones de compañías valencianas; el Palau de la Música ofrece conciertos multitudinarios para adultos y niños a precios populares, o gratuitos, de agrupaciones que solían programarse en espacios privados. En definitiva, acciones de mucha visibilidad pero que no contribuyen a la construcción del tejido profesional valenciano y que en cambio, sí rivalizan con los teatros privados que no pueden competir ni en promoción, ni en dotaciones económicas.
En resumen, AVETID señala la urgencia de una estructura organizativa para el diseño de los modelos de programación entre los agentes culturales institucionales y los privados, o, dicho de otra forma, reclama mayor comunicación para evitar las competencias desleales de quienes llevan años intentando mantener vivo el teatro valenciano y su público.
AVETID