Babel
En la última columna hablaba de algunas parejas artísticas que han pasado últimamente por el Teatre Lliure con espectáculos sorprendentes. Apuntaba que uno de los aspectos esenciales era el entendimiento entre ambos para crear una buena pieza. El pasado viernes 5 de abril estuve en el Mercat de les Flors viendo otra pieza a dos manos, esta vez, a cargo de dos coreógrafos, Sidi Larbi Cherkaoui y Damien Jalet. En el coloquio que hubo después de la obra con algunos de los intérpretes, alguien les preguntó cómo había sido el proceso de trabajo teniendo «dos jefes». La bailarina respondió llanamente que a menudo las consignas de los dos coreógrafos eran opuestas e incluso llegaban a contradecirse. La respuesta me sorprendió tanto como el espectáculo: increíble. Nada que ver con lo que dije hace una semana. ¡Viva los artistas y muerte a los columnistas!
La pieza se titulaba «Babel (words)». En el escenario, 18 intérpretes y bailarines procedentes de trece países diferentes, en una mezcla de teatro, danza, circo y música en directo. El espectáculo tomaba como punto de partida el episodio bíblico de la Torre de Babel y les servía a los creadores para investigar los límites y las problemáticas de la comunicación. Una de la cosas que me llamó la atención, y que se agradece, porque no se acostumbra a ver en espectáculos de danza contemporánea, fueron las altas dosis de humor que hubo durante la obra. La conexión con el público fue total, lo que demuestra que el mensaje llegó a la platea con mucha claridad. Una muestra más que la danza contemporánea y el clown pueden ir de la mano, dando excelentes resultados.
Volviendo al coloquio post espectáculo, me emocionó que Francesc Casadesús, director del Mercat de les Flors, tuviera que frenar las numerosas preguntas del público asistente que llenaba el hall del edificio. Es evidente que el público del Mercat ha adquirido las herramientas necesarias para interrogar a los artistas. Desde hace tiempo, cuando no eran tantos los que tenían en cuenta el público, el equipo que dirige Casadesús ha demostrado una clara voluntad de formación y alfabetización de públicos. Muestra de ello son los coloquios que se organizan después de las obras con los equipos artísticos. Otro ejemplo, es el que se ha desarrollado durante las dos últimas temporadas baja el título de «La Dansa No Fa Por» (la danza no da miedo), que ha dirigido el bailarín y coreógrafo Toni Jodar. Se trata de un espacio de no más de 30 minutos antes de las obras, con el objetivo de ofrecer algunos instrumentos que ayuden al espectador a tener una experiencia más enriquecedora. Actualmente, este programa se ha ampliado y la oferta es aún mayor. Es evidente que los programas de formación de públicos del Mercat funcionan.
* Esta columna se ha hecho desde Oviedo con la complicidad de Iera Delp Arregi.