Bogotá y la teatralidad de la noche
La actividad nocturna del fin de semana expone ante nuestros ojos lo performática que resulta nuestra vida social. La gente parada sobre los andenes con sus atuendos de fiesta, elegidos, en la mayoría de los casos, con la intención de impresionar o generar algún tipo de extrañamiento ante la mirada del espectador social que es cada uno de nosotros. Porque lo cierto es que Bogotá se transforma los viernes y los sábados, cuando la tierra continúa su rotación y se genera un efecto visual: el del sol que se esconde tras las montañas del occidente. Sí, la ciudad se transforma en la noche cambiando su conducta y manera de ser. Bogotá, como siempre, tan bipolar.
Y entonces, en los paseos nocturnos las calles que se caminan durante el día se convierten en pasarelas y vitrinas en las que los unos posan y observan, mientras los otros también posan y observan. La comunicación verbal prevalece entre grupos de amigos, conocidos, colegas. Pero los murmullos de ese “lenguaje no verbal” invaden el espacio y se generan las conversaciones mudas entre los que jamás se habían visto, aunque entre los que se conocen también.
No deja de haber intercambios de miradas, gestos, actitudes, subtextos, disposiciones y energías. El lenguaje kinestésico pulula, prolifera, se reproduce, vive, resplandece en medio de la oscuridad. Lo “no dicho verbalmente” grita, se manifiesta, se impone y no deja de verse porque brilla como luciérnaga.
Sobre las pistas de baile pasan otras cosas: los cuerpos en movimiento se colocan en primer plano. Los más jóvenes se mueven de maneras disruptivas, transgresoras. Cada cual vibra y salta en la dirección que quiere. Aquello que Aristóteles denominó un medio de imitación, el ritmo, es lo que modela, cual escultor, el cuerpo de los danzantes. Bailar es ponerse en sintonía con las palpitaciones del corazón. Es honrar al cuerpo, dejarlo ser, liberarlo del yugo de su comportamiento habitual para hacer lo que más le gusta y que es el objetivo de su diseño: moverse.
La teatralidad no solo se halla en el teatro.
Domingo, 26 de enero del 2025
Bogotá, Colombia.