Festivales

Bramant Teatre participa en las Teatrulias del Festival Teatro Gayarre

El Festival Teatro Gayarre; Otras Miradas, Otras Escenas acogió durante la jornada del domingo la puesta en escena de una de las propuestas más rompedoras e innovadoras, Construyendo a Verónica, de Bramant Teatre. Una vez concluidas las dos representaciones que ofreció la compañía valenciana, su creador, Jerónimo Cornelles, y las actrices Maribel Bayona y Rosanna Espinós desgranaron las claves de su trabajo en la segunda de las Teatrulias del Festival que se desarrollan, en esta edición, en el ambigú del Café Niza. Y si a las puertas del Gayarre los espectadores conversaban sobre lo que se podían encontrar, la tertulia se animó aún más después de la obra, porque el público no está acostumbrado a que en lugar de sentarse en las butacas lo haga en torno a varias mesas en el mismo escenario, a la espera de que cada personaje se acerque y le cuente su propia historia. Un teatro que “chupa del cine” y en el que actores y espectadores se encuentran “nariz con nariz” e “interactúan”.
“En la compañía Bramant Teatre creemos que estamos en una época audiovisual y el teatro debe alimentarse del cine. En Construyendo a Verónica hemos buscado que haya primeros planos, que el actor esté tan cerca del espectador que lo pueda ver, llorar, sudar…algo que no ocurre en el teatro convencional”, explicó Jerónimo Cornelles. Y con “estas nuevas formas de hacer teatro se consigue enganchar a la gente joven que ha dejado de acudir porque no le ha dejado de interesarle lo que ve en el teatro”.
Una fusión de teatro y cine que se deja ver en un original montaje, que la actriz Maribel Bayona calificó como “un gran calidoscopio” en la que “existen tantas miradas como personajes y tantos puntos de vista como espectadores”. Porque el espectador podía escoger entre uno de los dos recorridos marcados por la obra: rojo y gris. Es decir, podía sentarse en torno a las mesas de un lado u otro del escenario. Y por cada recorrido pasaban seis personajes distintos que contaban un episodio diferente relacionado con un mismo suceso, el hallazgo de una mujer muerta en la playa, Verónica. Para terminar de enredar el hilo, lo hacían en un orden diferente, en función de cada mesa. “Esa es la esencia del espectáculo, que haya múltiples miradas y que el espectador tenga libertad para responder como quiera ante la obra”.
Una función con dos caras, “una roja más visceral y otra gris más melancólica”, que dejó con ganas a más de un espectador, que tras la función se quedó sin ver el otro color de este mismo suceso para terminar de construir la muerte de Verónica. Pero “como dice un personaje, nunca acabas conociendo a una persona. Y además la obra no es un cluedo, no se trata de ver quién ha matado a Verónica. Es sólo la excusa para mostrar las miserias de los personajes y hacerlo a sólo 50 centímetros del espectador. Porque los espectadores somos morbosos” Esta cercanía con el espectador es una experiencia “brutal” para la actriz Rosanna Espinós. “Es un trabajo de vértigo, porque estar cara a cara con siete espectadores es como estar al borde del abismo. Cada mesa es un mundo y algunos espectadores parecen ausentes, otros te interrumpen y te obligan a improvisar…Al final incluso recuerdas el espectador que se reía, el que bajaba la cabeza…”.
Todo esto supone, añadió Bayona, “un aprendizaje constante, ya que el trabajo del actor está puesto siempre a prueba con cada mirada del espectador. Hay que lidiar con él, porque a veces te responde algo que te viene muy bien para tu monólogo, pero otras veces lo desmonta. En dos ocasiones me quedé casi en blanco. Hacer seis monólogos de ocho minutos de esta forma es más duro que un papel de una hora en una obra convencional. Tienes que estar continuamente alerta”. Antes de enfrentarse con los ojos del público, los seis actores de cada recorrido se prepararon de forma “individualizada” con la directora que dirige cada una de las ‘versiones’ de la obra. La joven compañía Bramant Teatre buscó mujeres para construir la obra porque “normalmente los directores son hombres”, del mismo modo que para el amplio elenco de la obra se quiso buscar “actores con experiencia y otros que acaban de salir de las escuelas” con el objetivo final de unir al teatro valenciano.
En conjunto, una propuesta “en principio descabellada” y comercialmente “arriesgada”- cada función no puede acoger a más de cien espectadores”, que “nos podemos permitir ya que no dependemos de las instituciones”, indicó Cornelles. Y una propuesta que ha llegado al Teatro Gayarre, gracias a que “se trata de un teatro público y que puede programar un festival con propuestas poco viables y que no entrarían en una programación comercial”, añadió el moderador de la tertulia, el periodista escritor y director teatral, Víctor Iriarte.
Las Teatrulias continúan el miércoles en el ambigú del Café Niza tras el espectáculo Import- Export con los miembros de Les Ballets C de la B, y días más tarde, el 1 de junio, concluyen con los actores de Animalario. El ciclo Otras miradas, otras escenas se celebra durante estos meses en el Gayarre y quiere mostrar por donde discurre actualmente la creación en teatro, si bien también tiene un hueco para la música.


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