‘Calígula: algo descabellado’ se pregunta «cómo se forma un tirano»
El actor Rubén Fernández estrena esta obra basada en los textos de Albert Camus
El actor y productor Rubén Fernández lleva a escena en ‘Calígula: Algo descabellado‘, un proyecto personal fiel al espíritu del ‘Calígula‘ de Albert Camus pero muy libre en cuanto a su puesta en escena. Fernández es el autor de la dramaturgia, además de único intérprete, mientras que Solo Yoni se ha encargado de la dirección. El estreno tendrá lugar en la sala Maltravieso de Cáceres el sábado 29 de abril y el día 21 de mayo en la sala La Usina de Madrid ofrecerán otra función.
Albert Camus en su texto, cuenta no sólo la historia de un emperador tirano que roza la locura sino también la de un hombre frustrado, cuyo objetivo era hacer posible lo que no lo es, lo que le llevó a escoger el camino de la crueldad. ¿Pero cómo llegó el cayo a tomar tales decisiones que llevaría a su pueblo al esclavismo? Este espectáculo busca entender sus intenciones y su tormento. Es un viaje al mundo interior del protagonista, en el que se enfrentarán dos caras de una misma moneda, su lado humano contra su lado perverso. Todo, en un contexto fantástico, filosófico y algo descabellado.
«Planteamos y situamos a Calígula en un castigo eterno. Partimos de la premisa de que el protagonista está muerto, y está atrapado en el purgatorio, representado en la obra como un basurero, y condenado eternamente a repetir una y otra vez su historia, a enfrentarse incluso a diferentes etapas de él mismo, su niño, su inocencia pasada, deberá enfrentarse a su monstruo, a su dictador futuro. El emperador, al no ser consciente de esto, jugamos con la incógnita de, “qué es real” o de lo que no lo es», indica Rubén Fernández.
«Calígula es un personaje muy atractivo visto desde los ojos de un actor, pero me resultó interesante contar como se forma el tirano, qué consecuencias son las que desencadenan todo lo que luego hace. En defnitiva, buscar el detonante. Y si lo situamos todo en un contexto fantástico como es el purgatorio, representado como una especie de estercolero, la obra se llena de infinitas posibilidades interpretativas y narrativas».
Para huir de la posible intención de compadecerse del personaje, este montaje lo coloca en un lugar sucio y en un contexto patético: un rey rodeado de basura, interactuando con ella. «Todo momento es una crítica a Calígula, y una comparación con la actualidad. Una advertencia política al espectador, mostrándoles las consecuencias de poner a dicho personaje en el poder, bajo el importante y potente mensaje: El fin no justifica los medios”.
El proyecto está dotado de un sentido contemporáneo, siendo una historia del antiguo imperio romano. «Buscamos todo el rato la balanza entre lo bello y lo feo, incluso en algunos momento mezclándose a la vez. Un proyecto que va de menos a más, terminando en una situación violenta explícita. Una de las cosas más importantes era no caer en el cliché de la locura, en el estereotipo de “loco”. Una de las frases que más nos gustan y que de define la motivación del personaje es: buscar la cordura en la locura. Es una propuesta que puede remover, sacudir o incluso iluminar al espectador».