Zona de mutación

Callar al mimo

El artista es un sujeto eventual, según la definición de ‘evento’ que daba Whitehead: “corte transversal en un proceso”. Llámese ‘creación’, singularidad frente a la convención colectiva, pero en eso le va su aporte. Los actores que buscan dar respuestas creadoras para acercarse a objetivos, emiten fluidos subconscientes que sólo mediante su ‘decisión’ adquieren el rango de signos de algo. Ese precipitado surge desde una zona no-verbal, en principio no traducible a palabras. En el espacio de ensayo ‘la decisión’ es nombrar, formalizar, incluso lexicalizar. Korzybski, consideraba a ese material como originado en cavidades silenciosas del cerebro, es decir, en el silencio. De una u otra manera, este proceso de nombrar, interactúa con el silencio. Es un proceso de percepción. Estímulo, reacción, nominación. El paso del silencio a la verdad es un proceso de abstracción. Los místicos buscan una relación directa con ese silencio. La abstracción propone una relación indirecta, de traducciones. Por más que hablemos, no podemos decir que somos fieles a ese silencio basal. Es la diferencia entre pensar y contemplar. Artaud se refería a un arte, devaluado hoy en día, como el Mimo y marcaba el error de ejercerlo como un ‘ersatz’ de la palabra. Porque no sólo es un arte del silencio sino de silencio. Pero, a medir por la retracción actual de esta arte despojada y milenaria, quizá se pueda decir que nuestra relación con el silencio ha fracasado o es que un principio de corporalidad impuso ese planteo con mestizajes entre teatro y danza que avasallaron al Mimo. Así, un arte puede ser barrido debajo de la alfombra de las modas, donde los bailarines hablan y los actores secuencian en un mutuo ‘ruido’ extensivo, para nada intensivo. La anulación del Silencio es sospechosa o es que en todo caso, ya no sabemos de él. Las escuelas actorales sólo funcionan en tren de ‘eficiencias’ en los mercados televisivos, cinematográficos, escénicos. El cruce de lo verbal a lo no-verbal, inmediatamente nos pone en el plano de la traducción, lo ya dicho: La palabra como ersatz del silencio. La traducción realiza una adaptación de las condiciones propias de un plano a la estructura de otro. Pero el lenguaje necesita hacerle una ‘imposición’ a ese silencio. El lenguaje es la atalaya del silencio, su gendarme. Y no es raro que de esa traducción traidora, se den por sentadas conclusiones que son apenas ‘versiones’. Es una frontera entre la percepción y la a-percepción, entre la prosa y la poesía, entre la banalidad y el secreto. Relacionar los planos del pensar verbal con el contemplar no-verbal, sugiere un espíritu experimental. La misma crisis del Mimo parece la imposibilidad de vérnoslas con el silencio. ‘Pensar sin palabras’ ha sido en el campo artístico dificultado por el prejuicio de los propios artistas, armados de causalismos paralizantes. Korzybski menciona las investigaciones de un científico que encuestaba a pares de las ciencias duras respecto a cómo pensaban. La mayoría confirmaba hacerlo a través de estructuras visuales, imágenes de carácter geométrico y demás. Transcribo una respuesta de Einstein a tal requisitoria:

Pregunta: sería muy interesante para el propósito de la investigación psicológica, conocer que tipo de imágenes internas o mentales, que tipo de ‘mundo interno’ utilizan los matemáticos; si éste es motriz (cenestésico), auditivo, visual o mixto dependiendo del tema que están estudiando.

EINSTEIN: en mi caso, los elementos arriba mencionados son fundamentalmente de tipo visual, y algunos de tipo muscular. Busco con gran esfuerzo las palabras convencionales u otros signos, sólo, en una segunda etapa, cuando el mencionado juego de asociaciones está lo suficientemente bien establecido y se puede reproducir a voluntad… En la fase en la que intervienen las palabras éstas son, en mi caso, puramente auditivas, aunque como ya he dicho sólo aparecen en una etapa secundaria.

Personalmente, ‘pienso’ en términos de imágenes, aunque es un problema absolutamente diferente cómo hablo después sobre esas visualizaciones. Al hacer un trabajo creativo, noto también una gran tensión en el entrecejo, debido a la visualización, lo que en mi opinión se relaciona de alguna manera con la ‘percepción’.

 

 


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