Recién llegado de Argentina mantengo olores, gustos, calores y sensaciones de unos días pasados primero en Buenos Sires y un semana intensa en Rosario, dentro de la edición decimonovena de Experimenta que organiza El Rayo Misterioso. Estuve ahí, por otras razones también relacionadas con este grupo, hace justo un año. Recuerdo que mi viaje de vuelta fue conociendo ya el resultado del balotaje que dio como vencedor a Javier Milei. En este año han sucedido suficientes cosas en todos los niveles e convivencia, economía, expectativas de futuro, complicaciones en todo lo referente a la Cultura como para que se viva en un ambiente de incertidumbre bastante notable.
Experimenta se subtitula “Encuentro Internacional de Pedagogía e Investigación Teatral” y se da por supuesto que se basa en creaciones creadas por “grupos” y entrecomillo porque se trata de una idea, un concepto que, por diversas razones no coincidentes, me ha tocado asistir a debates, conferencias, contextualización. Especialmente porque traído el asunto a las realidades del Reino de España, la palabra se estigmatizó y se pasó a usar lo de empresa, compañía o productora. Es largo explicar esta mutación, pero se propició de manera irresponsable desde las instituciones, siempre siguiendo la estela de unos cuantos iluminados que han desaparecido de la primera línea de influencia, per lograron el efecto ideal de dejar sembrados los huevos de la serpiente capitalista, productivista, economicista y mercantilista, que llevó a un sistema de producción inviable, aunque nadie lo quiera reconocer, porque ya todo es dependencia, por activa o pasiva.
Bueno, soltado mi mensaje dogmático, sigo con mis impresiones sobre otras maneras de afrontar el hecho teatral, de la importancia de lo colectivo, de la Autoexplotación llevada a una forma de existir y, probablemente a la configuración de un lenguaje. Eso es lo que en mi experiencia de este año 2024 me ayuda a sobrevivir en mi realidad, comparando lo que sucede en contextos económicos con mucha desigualdad, y la potencia generativa de proyectos y su relación con unos públicos que parecen no remitir, sino que saben que su compromiso global es asistir a estas representaciones en salas realmente autogestionadas y, en el caso que nos ocupa, propiedad del propio grupo tras un largo camino para sufragar su reconstrucción, mantenimiento e hipotecas. Circunstancia que tiene un valor importante porque en una reunión de salas celebrada durante esta Experimenta se volvió a escuchar los problemas de muchas de ellas debido a la subida de los alquileres, a la bajada de los subsidios del Instituto Nacional de Teatro, la dificultad intrínseca de su existencia, asunto a resaltar, porque es un tejido fundamental para entender la realidad general del teatro argentino, especialmente en otras ciudades que no sean Buenos Aires.
Se tomó la decisión de organizar esta edición tarde, con la compañía al completo de gira por España y Portugal, sin apenas ayuda externa, es decir se hizo a pulso, con los recursos propios y ayudas puntuales muy justas, lo que, sin duda, ha influido en la propuesta global, suspendiéndose muchas actividades paralelas que se hacían antes y sin tiempo para montar un Taller general con alumnos internacionales, por lo que se ha reducido a talleres puntuales, interesantes, pero muy concretos. La presencia de grupos internacionales también se ha notado, un grupo de baile folklórico de Brasil y Teatro Tribueñe, de Madrid, el resto compañías y grupos argentinos, la mayoría rosarinos, los invitados también se han educido y he tenido el honor de compartir los desmontajes con Ana Seoane, crítica bonaerense de gran sensibilidad y amplio conocimiento. Se nos añadió de complemento influyente Beatriz Iacoviello.
De los espectáculos ofrecidos, tres tenían de trasfondo la Historia de Argentina, en diferentes formatos y selección de fragmentos a mostrar. Por orden de aparición, “5438. Un policial bien argentino” que lleva en su título toda la intención del gnéro y que se adentra en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata para descubrir unos crímenes que describen un tiempo. El rayo Misterio presentó “BuenosdiasseñoritaLelia” que ya habíamos visto y con la que realizó al reciente gira que nos muestra una escuela de mitad del siglo pasado donde se van mostrando todos los tics fascistoides de la educación. Teatro de la Ocasión presentó “Punta Quebracho. O la angostura de la Patria”, un texto directamente histórico, muy sesgado ideológicamente, escrito y dirigido por Miguel Ángel Palma. La otra aportación argentina fue la Lautaro Lamas, autor e intérprete de “En el viento aire fresco”, un “ciruja” un hombre deshabitado, una narración desgarradora.
El grupo madrileño Teatro Tribueñe presentó “Amiga”, un espectáculo de Irina Kourberskaya inspirado en un fragmento de la vida de Marina Tsvetáyena, poeta rusa de alto nivel y su relación con otra poeta,Sofía Parnok, en un encuentro transcendente para ambas que se resuelve escénicamente con mucho gusto y sensibilidad.
Un taller titulado “Introducción a The Meisner Technique” a cargo de Irina Casali centró parte de la parte formativa de esta edición. La hija de Renzo Casali junto a Alessandro Zatta mostró a los talleristas las claves de esta técnica que va acaparando la atención en estos tiempos.
Se homenajeó a Julio Cejas, un amable crítico rosarino que era el titular de todo lo relacionado con los desmontajes, con el que habíamos compartido muchas horas desde el año 2020 que fue la primera vez que conocí esta experiencia. Su hijo reinició la distinción post morten, óbito que sucedió hace unos pocos meses.
Con estas notas volátiles, cierro mi periplo argentino, esperando que se vaya reconduciendo toda la angustia actual y se encuentren maneras de estabilizar grupos, proyectos, iniciativas. Intentaremos colaborar desde nuestras menguadas fuerzas, pero hay que seguir mirando a su creadores con admiración y atención, tanto a los que se quedan y los que vienen a intentar remontar la extraña situación.
