Carta a un estudiante que quiere escribir teatro
Yo sé. Yo sé que es difícil. Yo sé que te sigues preguntando por qué ese texto no sale. ¿Por qué no te sale si has leído un montón de materiales para conocer más a fondo la cuestión? Si llevas más de un mes escribiendo el mismo ejercicio.
Si llevas casi diez páginas escritas. ¿Por qué no sale? ¿Por qué?
Y sé qué semana tras semana te debates entre pensamientos extremos, opuestos. Unos que te hacen creer que tienes una joya entre tus manos. Que sí es interesante. Que es una obra maestra. Que ya está terminada. Que vas a cambiar el mundo con la construcción de ese tejido de palabras. Que tienes una imaginación extraordinaria. Que no hay nada que aprender.
El otro tipo de pensamientos, más bien autodestructivos, te recuerdan una y otra vez todas las veces, que ya han sido muchas, en las que tus compañeros y la profesora te han dicho: no. No funciona. No funciona porque no es teatral. Es informativo. Las palabras narran, cuando deberían hacer. No funciona porque no hay conflicto.
Y sé cómo se siente el cuerpo cuando te dicen: no. Vuelve a empezar. Empieza desde la página en blanco. Pon a dormir ese material. Guárdalo en un cajón, quizá más adelante puedas volver a él. Pero ahora, renuncia a él. Suéltalo.
Sé que el estómago se encoge, se arruga, se contrae. Sé que al órgano del corazón le entra una astilla que no es real, es simbólica, pero se siente como una aguja, como una navaja, como un machete. Y luego viene un coro de voces amargadas, melancólicas, indignadas que te dicen: no sirves para esto. Y el cuerpo empieza a temblar. Todo se pone negro. Y dan ganas de salir corriendo. De esconder la cabeza en un hueco, como el avestruz.
Pero no hagas caso a esas voces terroristas que están dentro de ti. Sé que no debes hacerles caso. Si hay algo que debes aprender es cómo quitarles poder. Cómo bajarles el volumen. Cómo enseñarles a saludar cada vez que vienen. Y sé que esto puede tomarte el resto de la vida.
Ya me has dicho que estás pensando en retirarte de este espacio de creación. Y ya te he dicho que no huyas. No huyas porque el problema va a seguir existiendo y de lo que se trata es de resolverlo. También hay que ser creativo para resolver un problema. Y también hay que ser valiente, tener coraje.
Sé que vas a encontrar el camino. Solo tienes que abandonar esa fascinación por ese primer esbozo y aceptar lo más probable, que el texto no sale en la primera escritura, no es la primera escritura, ni siquiera la primera idea. Y yo sé que renunciar es difícil y doloroso. Pero esa renuncia es necesaria para que puedas encontrar lo que está del otro lado, porque del otro lado te espera una historia que no sabías que podías contar.
Domingo, 23 de abril del 2023.