Casa de dos puertas mala es de guardar/Producciones Juanjo Seoane
Y fueron felices
Obra: Casa de dos puertas mala es de guardar
Autor: Pedro Calderón de la Barca
Adaptación: Adolfo Marsillach
Intérpretes: Marisa Segovia, María Felices, Juan Carlos Naya, Manuel de Aguilar, Alfredo Alba, Isidro García, Yolanda Diego, Antonio Mayans, María José Goyanes, Jorge Seoane
Escenografía: Alfonso Barajas
Vestuario: León Revuelta
Iluminación: Juan Gómez Cornejo
Dirección: Alfonso Zurro
Producción: Juanjo Seoane
Teatro Barakaldo – 11-01-03
La adaptación de Adolfo Marsillach procura un texto más actual, es decir, recalca la parte que tiene de vodevil, de comedia de equívocos, donde el honor aquí se disfraza de cuernos, en donde la sociedad patriarcal queda dibujada de manera jocosa, en donde las mujeres, aparentemente, llevan una iniciativa amorosa que tiene todos los condicionantes de la ingenuidad más ruborosa. La trama de esta «casa de dos puertas…» es previsible, no tiene mucha ocurrencia, el texto es ágil, paródico en ocasiones, y en este último ajuste suena orgánicamente en la mayoría del reparto, se intenta que se entiendan las ocurrencias circunstanciales, y se fía todo a la interpretación, porque es una comedia de personajes.
Alfonso Zurro se adapta a una escenografía de Alfonso Barajas que busca solucionar los diversos espacios con una sencilla solución mecánica, que resulta eficaz en casi todos los momentos, pero que limita algo el espacio real para los movimientos de los personajes. A partir de aquí su labor es limpiar todavía más, darle lustre al texto, hacer de cada personaje un tipo que se acompañe de gestualidad apropiada para ir dándole un aire más italiano, más jugoso, ligero, lanzado a interesar a los públicos.
El reparto cumple a la perfección, con un nivel medio de dicción y declamación más que aceptable, consiguiendo que de la poca sustancia textual se vaya formando un espectáculo cómico, que es bien recibido por los espectadores, porque se ofrece cocinado de la manera más popular posible para que todos queden satisfechos y complacidos depurando un calderón muy festivo.
Carlos GIL