Casting transfake. La otra revolución portuguesa
Escribo esto el domingo 22 de enero, mientras en Lisboa hay una concentración en frente del Teatro Municipal São Luiz, en favor de los derechos de las personas trans. Unos días antes, el jueves 19, la actriz trans travesti Keyla Brasil salió de entre el público y subió al escenario, interrumpiendo la función de la obra Tudo sobre a minha mãe (una adaptación teatral del filme de Almodóvar Todo sobre mi madre), para denunciar la práctica “transfake”. En el elenco del espectáculo, un actor, hombre cis, hacía el papel de una mujer trans, el personaje de Lola. En la página web de noticias, cultura y opinión LGBTI esqrever.com, podemos encontrar el manifiesto “Diz não ao casting transfake” (Di no al casting transfake), elaborado por Dusty Whistles así como el relato y el vídeo de ese acto de reivindicación.
“El casting transfake ridiculiza a las personas trans, con la suposición, aunque no sea intencional, de que no somos más que una serie de aderezos amovibles en una persona cis confusa. No hay ningún problema con el drag, que tiene su propio lugar e importancia en la historia de la revolución queer, pero poner una persona cis en drag para desempeñar el papel de una persona trans es un escarnio de la experiencia trans. El casting transfake niega nuestros mundos internos, perspectivas, narrativas personales y nuestra propia lucha. Los espectáculos con transfake muchas veces codifican a las personas trans a través de la lente del estereotipo, como delincuentes, peligrosas, engañadoras, hipersexualizadas y/o enfermas. Estas representaciones estéticas trans son sensacionalizadas para satisfacer las expectativas de los cuerpos trans moldeados por la mirada cis: centradas en presentaciones binarias “aceptables” de género (excluyendo experiencias no binarias), en representaciones blancas, impactadas por el colorismo, limitadas a cuerpos delgados o atléticos y sin deficiencia: en el fondo, balizadas por las limitaciones hegemónicas de las normas cissexistas, racistas y capacitistas, negando a las comunidades trans nuestra complejidad interseccional.”
En las redes sociales ha habido inúmeras reacciones de apoyo. Pero también personas del mundo del teatro cuestionando la legitimidad y la justicia de esa reivindicación y del boicot transfake. Estas personas consideran que no debe haber cuotas y que un actor o una actriz pueden representar cualquier papel. Según esta lógica, un actor blanco puede representar un personaje negro, por ejemplo, como en épocas en las que estaba prohibido que los negros subiesen a un escenario, o a una mujer, como en aquellas otras épocas en las que solo podían actuar hombres.
Aunque el manifiesto “Diz não ao casting transfake” sea muy claro, hubo quien necesitó contestar, con supuesta buena voluntad: “Pregunto de corazón y sin hacer juicios: ¿esto significa que las personas trans solo pueden representar papeles de personajes trans? ¿Y que las cis solo pueden representar personas cis? Me parece reductor y limitador de la expresión artística. Es inherente al arte de representar la posibilidad de encarnar diversos personajes, vestir diversas pieles, ser otra persona… Además, los mejores actores lo son cuando consiguen representar papeles extremos y distintos. Aún una cuestión más que este asunto me suscita: ¿cuando una mujer interpreta un papel masculino, también consideran transfake, o en ese caso ya consideran empoderamiento? Voy a reflexionar sobre esto y me gustaría que todos reflexionásemos.”
Y aun: “La homofobia es real, la transfobia es real. Pero, en este caso, no le veo el sentido. De hecho, interpreto la elección de los atores por el perfil o el valor que pueden aportarle a la trama y al personaje. Por el mérito, independientemente del género. Tal vez estoy siendo una ingenua. Pero es lo que pienso.”
El dúo de artistas Fado Bicha respondía a esta persona poniendo el foco en “la idea meritocrática de prepotencia de la creación artística sobre las condiciones de vida y de trabajo.”
Otro comentario muy esclarecedor, de otra persona, fue aquel sobre el hecho de que no existen personajes cis en el teatro ni en el cine porque la condición cis es la privilegiada. Ciertamente no acostumbra a aparecer como foco temático o de acción en ninguna obra. Sin embargo, la condición trans continúa siendo discriminada y, por sí misma, es un elemento central en la perspectiva y en la acción narrativas, en las escasísimas veces que puede aparecer. Además, cuando en una sociedad no existen las mismas oportunidades, la cuestión de los méritos es una injusticia.
El propio hecho de considerar que puede haber un debate sobre el “casting transfake” es como considerar que se pueden poner en cuestión los derechos humanos —actitud a la cual nos están habituando las ultraderechas y el resurgimiento del fascismo, que ya comienza a entrar en las instituciones de gobierno democrático. Parece que Europa y el mundo no han aprendido nada de la historia y del terror que vivió y continúa viviendo.
También ha habido, en las redes sociales, quien se ha sentido en el derecho para acusar al colectivo trans y al boicot transfake de fútiles, argumentando que hay problemas “reales” más importantes en el mundo “que implican a todos los seres humanos. […] A nadie le importa vuestra sexualidad, ni lo que sois. Tenéis derecho a tomar vuestras decisiones y a no ser marginalizados, como cualquier persona y cualquier minoría. Una cosa son los derechos, otra es esto: LOCURA.” Sumando, aún, la acusación de egocentrismo. Velahí la actitud de una persona joven y con formación, que opta por el reduccionismo y la generalización populistas, que son simiente, también, de la ultraderecha fascista.
Los artistas de Fado Bicha, en una de las respuestas a otra cuestión de ese debate en las redes, dejan muy claro: “[…] en nuestro manifiesto, explicamos como el transfake excluye a personas trans del acceso al trabajo artístico (como ya te habrás dado cuenta, no tenemos acceso facilitado, en cuanto actoras, a desempeñar papeles cis y si ni siquiera los papeles trans son para nosotres…), contribuye al fortalecimiento de estereotipos sobre la experiencia de ser trans (un muñeco que se monta y desmonta y no una experiencia psicológica precoz y profunda) y nos priva del ejercicio de nuestra propria representatividad. Explicamos que es una práctica violenta para nosotres y tú argumentas que la creación artística es libre y se basa en el mérito o en la competencia artística, como si el trabajo artístico no fuese también condicionado por las mismas lógicas neoliberales y patriarcales de los otros medios profesionales.”
Incluso yo me siento violento por dar mi opinión, porque creo que los derechos humanos no deben ser opinables, por eso opto por reproducir informaciones y declaraciones a las que estos días he tenido acceso. También para posicionarme y apoyar ese manifiesto y la acción directa de Keyla Brasil y de otres activistes durante la función de Tudo sobre a minha mãe, lo cual ha hecho que el Teatro Municipal São Luiz de Lisboa y el Teatro Municipal do Porto considerasen, finalmente:m“En relación a los varios actos de protesta contra la representación de un personaje trans por un actor cis y por la creación de condiciones de acceso y representatividad para las personas trans, el Teatro do Vão ha decidido cambiar el elenco del espectáculo TUDO SOBRE A MINHA MÃE, texto de Samuel Adamson, a partir del film de Pedro Almodóvar, con dirección de Daniel Gorjão, integrando a la actriz trans Maria João Vaz en la interpretación del personaje de Lola.”
Más allá de una cuestión de méritos, las artes también deben tener una base de valores éticos y de justicia. No soy capaz de concebir las artes escénicas sin una tendencia humanista, aunque soy consciente de que eso no siempre es la norma. Además, hay sensibilidades, perspectivas y maneras de mirar el mundo que, en su más rica complejidad de matices, no son susceptibles de ser incorporadas o interpretadas por personas que no tengan esa experiencia vital. Más aún cuando es esa experiencia, sensibilidad y manera de mirar el mundo son objeto o tema de la acción y narrativa escénica. Es por esto, pero también por todas las otras desigualdades injustas y los odios que siguen vigentes, que apoyo, sin debates ni dudas, esta causa.