Críticas de espectáculos

Cena Para Dos

Cualquier tiempo pasado fue… pasado
Obra: Cena para dos
Autor: Santiago Moncada
Intérpretes: Rosa Valenty, Carmen de la Maza y José Luis López Vázquez
Dirección: Víctor Conde
Teatro Muñoz Seca – Madrid
“Cena para Dos” es una obra costumbrista, con un argumento sin especial trascendencia, con cierta gracia… Y un fin claro: El lucimiento de un icono de nuestro cine y teatro; José Luis López Vázquez. Éste es el atractivo inicial de esta “cena”. El trabajo de un actor que, con más de ochenta años, domina el escenario, la improvisación y la capacidad de sorpresa… Si bien, deja al desnudo ciertas deficiencias que, por obra y gracia de la técnica, quedan en un lugar más que notorio y manifiesto.
En torno a un único espacio escénico, se desarrolla la historia de dos amigas. Una un tanto alocada y otra enfundada en la imagen de la eterna viuda enamorada del difunto esposo. La primera, pretende, a toda costa, que la segunda se vuelva a enamorar… ¿De quién? Del tercero en discordia; López Vázquez, por ejemplo… Les suena, ¿verdad?
¿Se imaginan el desenlace?… No hay sorpresa, no hay intriga… Aunque no dudamos del mensaje optimista y vital que busca de forma denodada su autor, Santiago Moncada… La esperanza, la juventud de espíritu…
Rosa Valenty es la amiga descocada, de vida disoluta y “celestina” de esta cena; Carmen de la Maza es la eterna y sentimental viuda que, esa noche, descubrirá la poca “santidad” de su difunto marido y José Luis López Vázquez es el caballero que por un, afortunado, accidente, conocerá a su media naranja.
Un trío aceptable, en el que brilla la veterana actriz, Carmen de la Maza. Es ella la que, en todo momento, lleva el peso de la obra. Su personaje viaja emocionalmente desde la, inicial, timidez, el pesimismo y el apego hacia la esperanza, la fuerza y la inocente picardía que llena de encanto esa cena… Y las que vendrán después. Rosa Valenty aparece forzada, sobreactuada y poco creíble en un papel relativamente fácil (más por la calidad que por la cantidad). José Luis López Vázquez domina un papel que ya interpretó en 1991. Da la impresión de que el director le ha dado carta blanca. Improvisa y vive el personaje con una naturalidad aplastante, con una maestría indiscutible.
Si hemos de poner algún pero en la actuación del gran actor… O más bien, en una obra de teatro un tanto “añeja” … Habremos de detenernos en el sonido… En ese micrófono que, constantemente, nos recuerda la edad del intérprete y sus lógicas deficiencias… Claro, no es responsabilidad suya… Pero, ¿No creen que puestos a recurrir a los micrófonos, lo normal es que los usen todos los actores?
Tal vez el director, Víctor Conde o el responsable del sonido ve normal y escucha a la perfección tres voces, de las que sólo una, se apoya en un micrófono… Yo no lo escuché normal… Ni tan siquiera bien. En fin… Un homenaje o una Cena Para Dos… Y un micrófono… ¿Supondrá esto una violación a la “sagrada” intimidad?


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