Críticas de espectáculos

Cloun Dei/Teatro Meridional

Una señal
Obra: Cloun Dei
Intérpretes: Álvaro Lavín, Chani Martín, Javi Coll, Óscar Sánchez Zafra
Autoría, Escenografía, Dirección Escénica y Producción: Teatro Meridional
Bilborock – Bilbao- 20-08-05
Los cuatro frailes con nariz roja esperan una señal del Altísimo para poder entender su misión en ese espacio sagrado que es un escenario. Mientras la señal inequívoca llega, ellos deben sobrevivir, deben decidir si un reclinatorio es un genuflexario o un presignatorio. O quizás sea un simple armario como ve otro de los frailes. La vocación se alimenta de incidencias y alucinaciones en vacío. Ese lugar con atmósfera cero en donde campan inocentemente los payasos, los “clouns”, los frailes o los simples seres con indiferencia histórica, se convierte en espacio propicio a las señales equivocadas de todas las autoridades, divinidades o jerarquías.
“Teatro Meridional” tiene una trayectoria de trabajo en el teatro de texto irreprochable, pero aquí hacen una pirueta, se permiten un aparente capricho, y nos ofrecen un trabajo basado en el payaso, en la acción, en la máscara por encima del sentido de la palabra, aunque ésta siempre es madre o madrastra de todas las acciones, especialmente cuando se trata de interpretar el verbo, es decir, la señal divina para la conducción en la verdad imposible. Todo es interpretable, todo es relativo, hasta la palabra revelada.
Lo más significativo es que estamos hablando de un gran trabajo de actores, de un excelente dominio del tiempo escénico, del lenguaje, de una puesta en escena tan sobria como eficaz. Una gozada teatral, en donde la comunión con los públicos es inmediata y realizada en una frecuencia interactiva que se retroalimenta constantemente. El humor no es anticlerical, es directamente ácrata, chistes de sotanas, utilización de las frases hechas y los refranes adulterados siempre sin ponerse en cuestión lo inexistente. Teatro en estado primario, en primera instancia de comunicación que logra divertirnos con la lucidez de sus propuestas y los perfiles tan definidos de sus protagonistas colocados en unas situaciones en ocasiones delirantes. La señal llega siempre con interferencias de la razón elevada a la categoría de discurso divertido y humorístico, en el sentido más laico del término.
Carlos GIL


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