Críticas de espectáculos

Comedia Aquilana / Bartolomé de Torres Naharro / Nao d’amores

Juguete a la perfección

Adentrarse en el Renacimiento, como movimiento cultural, significa sumergirse en un universo complejo, multifacético, y absolutamente innovador. Pongamos que estamos hablando del paso del teocentrismo al humanismo, de la aparición del mercantilismo, del mecenazgo y del capitalismo en su concepto actual. Pongamos que hablamos de una época donde vivieron personajes tales como: Leonardo da Vinci, Miguel Ángel Buonarroti, Marín Lutero, el rey Carlos I de España, Hernán Cortés el conquistador, el Papa Julio II; pongamos que hablamos de la Reforma protestante y la Contrarreforma católica; pongamos que hablamos de “La Celestina”, por mencionar algunos referentes que todos tenemos en la memoria con alguna que otra significación.

Pero si nos interesamos por la literatura de aquella época tenemos que hablar de Juan del Enzina (1469-1529), de Gil Vicente (1465-1536) y de Bartolomé de Torres Naharro (1476-1531?), antecesores de Lope de Vega (1562-1635). Esta triada de autores conforman, primordialmente, el centro de atención de la compañía segoviana Nao d´amores que, con fortuna y talento, dirige la investigadora Ana Zamora Tardío.

Quizá quepa recordar algunos de sus trabajos. En agosto de 2015 estrenó en Segovia “Triunfo de Amor” de Juan del Enzina; en julio de 2016 estrenó en Almada, Portugal, “Nao d´amores” de Gil Vicente. Aunque ha habido otro espectáculo más reciente, quiero destacar esos dos, ya que ahora ha completado la trilogía con “Comedia Aquilana” de Torres Naharro en coproducción con la Compañía Nacional de Teatro Clásico. El estreno absoluto ha tenido lugar en el Teatro Juan Bravo de Segovia tras una residencia artística en la Real Academia de España en Roma por parte de Ana Zamora, autora de la versión.

Es preciso subrayar las pesquisas realizadas por Zamora en Roma donde están las fuentes originales del autor. Asimismo, hay que destacar que esta experimentada directora se ha sabido rodear de un equipo artístico de categoría excepcional formado por auténticos especialistas, estudiosos y creativos en sus respectivas materias: Miguel Ángel Camacho en la iluminación, Ricardo Vergne en la escenografía, Deborah Macías con el vestuario, Alicia Lázaro en la dirección y composición musical, Javier García Ávila con las coreografías, Fabio Mangolini como asesor de Commedia dell´arte, Fuentes de la voz asesorando a la dicción del verso; y los intérpretes Silvia Acosta, María Besant, Javier Carramiñana, Juan Meseguer, Belén Nieto, Alejandro Saá, María Alejandra Saturno e Isabel Zamora que recitan, cantan, bailan, tocan instrumentos de época, representan personajes y acciones, formando todo un conjunto artístico de extraordinaria calidad donde se aprecia la sabia coordinación.

Y es que el espectáculo pulcro, exquisito, y divertido se muestra como un todo que rezuma inteligencia, frescura, dinamismo y saber hacer. Da la sensación de estar ante un discurso construido por técnicas artísticas dispares y específicas –voz, gesto, música, danza, escenografía, vestuario, iluminación- que tienen sentido por sí mismas; cada especialidad posee un lenguaje peculiar que podría ser analizado de forma individual, pero no es este el lugar ni el momento para desarrollarlo. Con todos estos elementos de extraordinario valor, Ana Zamora ha conseguido una especie de maravilloso juguete escénico tocado de la perfección.

Cuestión aparte es que este juguete sea asumido por el espectador de hoy como una aportación que transmita valores contemporáneos. Pero, ¿de qué valores podríamos hablar?

En primer lugar, hay que dejar claro que Torres Naharro forma parte del acervo teatral español en el sentido de que está considerado como el precursor de Lope de Vega y de todo lo que acarreaba después del Siglo de Oro. Partiendo de la “Tragedia de Calixto y Melibea” de donde toma la trama y la situación de los personajes en la primera jornada de esta “Comedia Aquilana”, Torres Naharro fue el primer teorizador del teatro hispano. Dejó escritas las características de la comedia: final feliz, ha de tener cinco jornadas (actos), debe evitar impropiedades en favor del decoro dramático, y el número de personajes no será mayor de doce ni menor de seis; también clasificó las comedias en dos tipos: “comedia a noticia” que parte de la observación de la realidad, y “comedia a fantasía” o cosa de ficción.

En segundo lugar, al autor publicó en Nápoles, no en España, la obra que ahora nos ocupa dentro de un volumen titulado “Propaladia” en el que se incluyen otras seis comedias: “Serafina”, “Soldadesca”, “Tinelaria”, “Himenesca”, “Jacinta” y ésta, “Aquilania” que ciertamente es un divertimento de enredo, festivo y claro, con final feliz.

Formalmente, la obra está escrita en verso de pie quebrado sin solución de continuidad. Su lectura recuerda a “La venganza de don Mendo” (1918) de don Pedro Muñoz Seca ya que está plagada de ripios. Aquí va uno como ejemplo: “Y en aquesto, / ella tiesa y yo retieso / ella branca y yo amarillo, / no pudiendo velle el gesto /mordilla en el colodrillo.” No obstante, en la representación de Nao d´amores los ripios no se aprecian y el texto adquiere una relativa naturalidad.

Pero la estética teatral no es naturalista, sino que el estilo es de farsa en el lógico camino hacia la Commedia dell´arte que aparece en Italia a mediados del siglo XVI, como solución del teatro popular. En este sentido, la puesta en escena propuesta por Ana Zamora se plantea el teatro dentro del teatro donde el público parece asistir a la representación dentro de un palacio en el que está instalado un estrado con una embocadura formada por dos hojas abatibles a modo de gran portalón que, al transcurrir las jornadas se abren para formar espacios diversos: el jardín, la huerta, finalizando en un gran salón abierto en su totalidad. Las músicas y todos los intérpretes están presentes durante la función y actúan (recitan, juegan al teatro a cantar y a bailar) sobre el estrado o fuera de él; es el juego del teatro y la complicidad.

En cuanto al contenido de “Comedia Aquilana” hay que decir que todo se basa en el enamoramiento de dos jóvenes imposibles –casi copia exacta de Calixto y Melibea- donde también aparece cierta alcahuetería. Pero quiero significar tres escenas que hoy diríamos “políticamente incorrectas”. Son las tres escenas donde el siervo humilla, sí, humilla a su rey o a su dueña o a su señor.

Una de ellas es cuando Faceto se burla de su señor Aquilano leyéndole la carta que le escribiera su amada Felicina. La burla consiste en trastocarle lo que dice la carta: “Yo t´escurro burramente (…) yo te escribo brevemente”; o “Diez huevos mando tengas / estrellado a la luna (…) De nuevo mando que vengas / entre las doce y la una”. Siempre Corrige Aquilano, pero la burla le desespera y causa risa en el espectador.

Otra burla también la protagoniza el sirviente Faceto ante el rey Bermudo. Éste quiere tener noticias de Aquilano, pero Faceto le chantajea y pide a cambio la capa del rey, que se la da.

Y la tercera, la humillación llega más lejos. Dileta anuncia a su señora Felicina que tiene noticias de Aquilano para ella; tras un sí o un no y otro después, la sirvienta Dileta chantajea a Felicina para cobrar: “Pues híncate de rodillas. (…) Ora, bésame la mano y has de ser mi sirvienta ante los demás.”

En fin, “Comedia Aquilana” nos entretiene y hace reír con acompañamiento de música instrumental y canciones en vivo, con un espléndido vestuario de telas estampadas que reproducen las pinturas vegetales del renacentista italiano Giuseppe Arcimboldo, pinturas que también se reproducen en las telas del decorado. No cabe duda, Nao d´amores sigue apostando por autores renacentistas con trabajos muy bien documentados, maravillosamente realizados, y marcados por el buen gusto como señas de identidad.

Manuel Sesma Sanz

Espectáculo: Comedia Aquilana. Autor: Bartolomé de Torres Naharro. Reparto: Silvia Acosta, María Besant, Javier Carramiñana, Juan Meseguer, Belén Nieto, Alejandro Saá, María Alejandra Saturno e Isabel Zamora. Asesoría de verso: Fuentes de la voz. Asesor de la Commedia dell´arte: Fabio Mangolini. Coreografía: Javier García Ávila. Dirección musical: Alicia Lázaro. Vestuario: Deborah Macías. Escenografía: Ricardo Vergne. Iluminación: Miguel Ángel Camacho. Versión y dirección: Ana Zamora. Compañía Nao d´amores. Teatro Juan Bravo de Segovia, estreno absoluto.


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