Críticas de espectáculos

Comida para peces/Tanttaka Teatroa

Texto: Javier de Dios López
Dirección escénica: Fernando Bernués
Dirección musical: Iñaki Salvador
Intérpretes: Naiara Arnedo, José Cruz Gurrutxaga, Asier Hernández, Mikel Losada, Vito Rogado
Batería: Hasier Oleaga
Tanttaka Teatroa
Serantes Antzokia, 16-01-2009
Tanttaka nos presenta un acuario metafórico a doble banda: por un lado, el salmón trepador (José Cruz Gurrutxaga) y el pececito de colores que cambia según le dé la luz pero que siempre decora (Naiara Arnedo); por otro, la fidelidad del delfín (Asier Hernández) y las agallas sordas, siempre temerosas de lo que pueda venir de las profundidades (Vito Rogado). Ambos grupos se alimentan de “la comida para peces” que conforman la mentira, la traición, el juego sucio y especialmente la falta de ética y escrúpulo, ajenos a que ellos mismos son “la comida para peces” de un pez depredador, la piraña (Mikel Losada).
La acción transcurre en una empresa de seguros donde, más allá del mobbing, la eficacia de unos se ve contrarrestada por la ambición, la sumisión temerosa y la colaboración con presunción de recompensa de otros. Todos buscan un fin claro, pero no siempre limpio, lo que conforma la base del conflicto: el pez grande siempre se come al pequeño.
Estructuralmente, la obra cuenta con un texto y una dirección excelentes, a lo que hay que sumar una interpretación francamente reseñable. Estructuralmente, la inclusión de un doble plano, el de los narradores y la acción en sí misma, ayudan a la reflexión en lo que supone todo un juego de teatro dentro del teatro, juego aderezado a su vez con una combinación entre acción y monólogos, y todo ello al ritmo en directo de una batería que agudiza los crescendo y relaja las acciones. Esta combinación de recursos escénicos se ve interrumpida por el lenguaje audiovisual de la exposición fotográfica con sus “click” y por una iluminación hábil en todo momento.
Es además una obra muy literaria en su uso de la metáfora, tanto de la palabra como del objeto, baste mencionar los caramelos (comida para peces) que se “tragan” los personajes, o el dolor de pies del pisoteador: le duele aquello con lo que pisa a los demás, y es que tiene la conciencia –o el cargo de conciencia- en el epicentro de su herramienta devastadora.
En definitiva, la mezcla proporcionada y eficaz de los lenguajes actoral, audiovisual, musical, metafórico, y simbólico (siempre al servicio del mensaje, sin lucimientos gratuitos y efectistas) logran un “todo” bien imbricado en el que cada aspecto tiene razón de ser en aras de una gran función.


Mostrar más

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba