Otras escenas

Compañeros

Fue hace unos cinco años. Éramos unos quince sentados alrededor de esa mesa. A la mayoría les conocía muy poco y quería estar a la altura. Empecé la cena nervioso, torpe incluso, no sabía dónde meter las manos. Era nuestra primera noche en Winchester (UK), estábamos allí para descubrir el festival ‘Hat Fair’, era un viaje organizado por la COFAE.

El hecho es que la cena fue memorable. Muy buen ambiente y mejor conversación: muy fluida, minada de anécdotas desternillantes y chistes de todo tipo. Recuerdo, con una sonrisa en la cara, las lágrimas de Pau Llacuna, director ejecutivo de FiraTàrrega. Cuánto más lloraba, más disparates soltaba Julieta Agustí, -la directora de la Fira de Titelles de Lleida-. Pau buscaba un pañuelo, intentaba secarse las lágrimas, pero Julieta no le dejaba: introducía giros y materiales cada vez más hilarantes al discurso que relataba y la tarea resultaba imposible. Terminamos todos con la mandíbula desencajada de tanto reír. Esa noche me prendé del carácter y de la vitalidad de esa mujer.

En la otra punta de la mesa, la directora de la Feria de Teatro de Castilla y León, Rosa María García Cano, también se reía. Nunca olvidaré la sonrisa alentadora que me dedicó un rato antes, se había dado cuenta de cuán nervioso estaba. Recuerdo sus ojos oscuros, su mirada era franca y dulce.

A mí me tocó el papel de guía. Conocía el festival y también a sus responsables. La verdad es que la experiencia fue un lujo. Tuve el privilegio de conocer de cerca a grandes profesionales, responsables de proyectos culturales nacionales de primer orden, caracteres con recorrido, personajes únicos, personas estupendas. Fue un fin de semana inolvidable.

Cuando el pasado viernes por la tarde me avisaron de la defunción de Julieta Agustí, lo primero que me vino a la cabeza fueron aquellos momentos. No me lo podía creer. También pensé en Rosa, que nos había dejado recientemente.

Están siendo días muy tristes para el sector. En menos de dos semanas las artes escénicas de este país han perdido a dos grandes mujeres, ejemplos de lucha y determinación.

En todo el fin de semana, no he podido dejar de pensar en aquella imagen de familia, en aquella cena divertidísima. El carisma y la risa aguda de Julieta o la mirada transparente de Rosa; el buen rato que pasamos todos aquellos compañeros; también los buenos momentos que hemos compartido todos estos años.

Descansen en paz.


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