Cómplices
MUECA es el festival de arte de la calle de Puerto de la Cruz (Tenerife) que se celebra coincidiendo con el segundo fin de semana del mes de mayo. Con más de 10 años de historia y más de 6500 espectadores por día puede afirmarse que MUECA es el festival, en este sector, más importante de Canarias y uno de los más importantes eventos culturales del Archipiélago. Pero MUECA es mucho más que esto. MUECA tiene alma y corazón. Se respira Arte, sensibilidad, delicadeza, sutileza, dedicación y pasión… todo ello, además en el marco de Puerto de la Cruz que asoma como un lujo exótico en el contexto canario, casi nada. Una ciudad cuidada, preciosa, con rincones mágicos para el Arte, en la que se come bien y con un turismo tranquilo, no masificado… con esa temperatura… imaginemos lo que puede disfrutarse en el festival. La programación está muy cuidada, equilibrada. Es sostenible artística y económicamente en sintonía con todo lo anteriormente descrito. Las gentes de la organización cuidando el más mínimo detalle. Todo está fenomenal. Pero la verdadera fuerza de MUECA, su gran secreto, su logro, el que garantizará su continuidad es el gran apoyo ciudadano con el que cuenta el festival.
Cuando el festival tuvo una crisis institucional se organizó lo que denominan Plataforma Cómplices MUECA. Esta plataforma fue la artífice de la recuperación del festival en 2012, tras dos años de suspensión. Fueron aún más allá y cambiaron el modelo de gestión del festival hacia un modelo de participación y mestizaje entre la institución y la ciudadanía. Cada uno en su rol, complementándose, implementándose y respaldándose con un objetivo bien definido. Este modelo ha servido de inspiración y referencia para otras manifestaciones culturales, y está asumido en la misma base de la organización del Festival. La Plataforma Cómplices expande el festival en la isla a modo de altavoz, lo difunde allá por dónde vayan; también moviliza apoyos financieros entre empresas grandes o entre pequeños comerciantes, incluso entre particulares que asumen parte del sostenimiento del Festival. Organizan acciones para recaudar fondos. Mantienen buenas relaciones políticas con los responsables institucionales e incluso son capaces de defender su Festival ante contratiempo de cualquier tipo. No hablo de oídas, los conocí, tienen cara, voz y realmente da gusto sentir el entusiasmo que trasmiten.
Repasando la programación en sala UNAHORAMENOS presentó Me llamo Suleimán, adaptación de la novela de Antonio Lozano, polifacético autor y director del Festival de Agüimes, que cuenta la historia de un niño que escapa de la miseria de su país para llegar al «paraíso» europeo. Magnífico trabajo unipersonal con una muy buena integración visual de animación. Sorprendió Matías Zanotti en Escaparate vivo. Una instalación, una performance en un escaparate donde presentó dos personajes: una delicada Geisha y un delirante Mr. Ping Pong. Construye una comunicación con el espectador en una intervención llena de matices y cuidadosa puesta en escena en la que resalta un vestuario divino. En calle, mejor dicho en agua, Iletopie transformó el Lago Martiánez en un cuento surrealista y mágico. Un FIAT 500 avanza por el agua, se estropea y a partir de ahí el conductor y el público entran en un sueño fantasmagórico de personajes y objetos flotantes venidos de lo más profundo de nuestro subconsciente. Fous de bassin es el espectáculo que consiguió crear otra imagen de la obra de César Manrique en el Lago con el agua y con el protagonismo de la piedra volcánica. Un esfuerzo del festival para presentar una propuesta única. Sin extenderme demasiado también tomaron parte en la programación Teloncillo, Carolina Silvestre o nuestra querido Ganso y cia., entre otros. Todos cómplices de un festival que debería ayudarnos a tomar conciencia de la importancia que tiene el individuo, el ciudadano cuando desea y defiende una idea. Que no se nos olvide y peleemos todos para que los hechos culturales, tan maltratados en general, ocupen un lugar VIP en nuestras sociedades.