El Chivato

Concierto del coro de la Unión de Actores

El lunes 18 de junio de 2001 a las 20.30, en la Parroquia de San Sebastián de Madrid (atocha, 39), el Coro de la Unión de Actores ofrecerá un Concierto en Homenaje al Gremio de Representantes de Madrid, fundado en 1631, también conocido como Cofradía de Actores de Nuestra Señora la Novena, la más antigua organización de actores o representantes todavía existente en el mundo… Con su nacimiento, la Cofradía de Nuestra Señora de la Novena constituyó el vínculo entre la profesión de los actores y de la iglesia, y ejercitó el papel de control. Contó Josef Oehrlein en la Conferencia pronunciada el 31-5-1997 en el Coloquio “Teatro español del Siglo de Oro: Teoría y práctica“ en la Universidad de Münster / Alemania, que aunque sí ejerció algunas funciones de un gremio profesional, fue en primer lugar una hermandad con fines religiosos. La Cofradía fue gobernada por una junta directiva estructurada según criterios de una jerarquía bastante rígida y tenía su sede en la parroquia de San Sebastián en Madrid. En principio, todos los miembros de las compañías teatrales con sus familias tuvieron que entrar obligatoriamente en la Cofradía. Aunque se mencionen en las Constituciones de la Cofradía también a los actores de la legua, este término se refiere solamente a aquellos representantes que trabajaron temporalmente como sobresalientes en una compañía licenciada: Al entrar una compañía en la hermandad, el autor debía de presentar al secretario de la misma el “Título de Su Majestad“, es decir, la Cofradía aceptó tan sólo a compañías de título. La Cofradía les daba, por consiguiente, precisamente a los actores que trabajaban en las compañías de título una garantía muy importante de reconocimiento oficial de su profesionalidad. Una buena parte de las actividades de la Cofradía la comprende la celebración de actos y fiestas religiosos y, sobre todo, el culto de la Santa Virgen. La Cofradía tenía también una función social, ayudando a tales cofrades que habían caído en la miseria y había, sobre todo, un fin para el cual la Cofradía siempre disponía de dinero, aun en tiempos difíciles: para organizar las honras fúnebres para un miembro que había muerto. No sólo por este detalle se ve que la Cofradía desempeñó el papel importante de un „fiador“ que garantizó el reconocimiento del actor como miembro de plenos derechos en la comunidad de la Iglesia y, por consiguiente, en toda la sociedad.


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