Escritorios y escenarios

Construir con otros espacios de libertad

Hoy escribiré sobre la importancia de tener grupos o colectivos afines. Afines a los intereses o a las pasiones que uno puede tener por el simple hecho de estar vivo y pertenecer a una cultura, y que, por otro lado, no tienen un objetivo más allá del querer encontrarse con otros para compartir experiencias de disfrute.

Así como aprender a vivir en soledad es importante, y alguna vez hay que hacerlo, también lo es tener grupos en los cuales construir con otros espacios de libertad.

A mí, por ejemplo, me gusta todo, mucho más, cuando me siento acompañada. Cuando hay amigos, cómplices, aliados, no solamente en un ámbito laboral, sino en la vida, en aquello está más allá del trabajo, porque no me cansaré de decirlo, no todo en la vida tiene que ser trabajo.

Y aquí, recogiendo mis pasos, recordando, puedo notar que en el trayecto de mi vida, he sido creadora y participante de varios colectivos o grupos de este tipo. No puedo evitarlo, quizá es un rezago de las dinámicas de la niñez… O un impulso primitivo que me hace querer estar con otros porque me divierte. En fin, he visto nacer y morir estos espacios de libertad, muchas veces. Y sus temas o sus motivos han sido variados. Antes de la pandemia, empecé a encontrarme con varias mujeres, colegas, amigas para cantar. Durante la pandemia, fuimos condenadas al silencio.

Pero desde hace un tiempo volvimos al ruedo cuando conversando con otra amiga, me contó cuánto le gustaría tener un espacio para escuchar su voz. A mí se me “encendió” el bombillo y volví a alborotar el avispero. Nuestra intención no es dar conciertos, ni hacer una gira, ni volvernos cantantes profesionales, nuestro objetivo es modesto. Nos gusta cantar, nos gusta cantar con otras. Nos gusta aprender canciones y jugar con ellas afinando y desafinando. Sentir que nuestras voces son una voz, entrar en estado de comunión, jugar con nuestras voces y, sobre todo, reconocer la propia voz. Es un espacio de anarquía, no hay líder, no hay jefe. Cada una se aprende una canción y la enseña al grupo, si quiere, cuando quiere. Cantamos desde bullerengue hasta hip hop. Cantamos en español, en inglés, en portugués y hasta en polaco… un polaco medio inventado… Pero no importa, ese no es el punto. Nuestro repertorio es tan diverso como cada una de nosotras. El día en que falleció Dilan Cruz, cantamos para aliviar el dolor que la represión ejercida contra las protestas del 2019, nos estaba generando.

Quise mencionar este caso, por no hablar de los grupos o colectivos que han girado en torno al teatro. De esos también existen varios… Estoy en uno, cuyo placer radica en la lectura de textos dramáticos. ¿Qué vamos a hacer «tal» día? Leer una obra de teatro latinoamericano. Para saber en qué va el asunto, para conversar al respecto, para encontrarse con otros que tienen ganas de hacer lo mismo que yo, y conversar, pensar, reflexionar en colectivo, aunque eso no significa que todos debamos pensar lo mismo, pues ante todo es un espacio de libertad.

Domingo 7 de julio del 2024.
Bogotá, Colombia


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