Contradicción
Iba yo caminando distraídamente rumbo a mi oficina y en una vitrina se destacaba entre otras bebidas, una lata de «Canabis energy drink».
¿Qué?
Se supone que el THC del Cannabis, otro nombre de la marihuana, relaja muchísimo, un estado muy alejado de lo que se supone debería propiciar una bebida energética.
¿Cómo al incluir un elemento relajante en una bebida, meterla en una lata y etiquetarla llamativamente, esta se transforma en energética?
Algo huele mal.
En realidad, no tanto.
Ya consumimos mucho de lo que aparentemente es una contradicción en los términos; bebemos cerveza sin alcohol, comemos chocolate sin cacao y por supuesto sin azúcar, tomamos café sin cafeína, te sin teína, sal sin sodio, leche sin lactosa, vida sin amor.
Si alguien dice amarme y lo hace de brazos cruzados, de seguro no le creeré tanto, aunque puntué sus palabras con un esbozo de sonrisa coqueta.
Una cerveza sin alcohol no es cerveza, un líquido de algo, pero no cerveza y una hamburguesa de lentejas, aunque los veganos la tilden así, no es otra cosa sino una tortilla de lentejas. Así como una lechuga a la parrilla jamás va a ser un verdadero asado.
No tengo nada contra los gustos alimenticios particulares de cada uno, pero no es necesario disfrazar la realidad para aceptarla tal y como es.
¿Vivimos en un engaño permanente?
¿Y cuál es la novedad?
Ya lo dijo Platón en su alegoría de la caverna; no vemos la realidad, sino una proyección de ella.
¿Y si nos diésemos vuelta hacia la entrada de la caverna para ver la realidad real? Esa que, por una mal entendida comodidad del no querer salir de nuestro espacio de relativo confort, no vemos.
Antes de hacerlo, de seguro deberíamos encontrar la marca adecuada que nos provea de los elementos necesarios como para efectuar tan arriesgada maniobra, quizás unas zapatillas deportivas Nike para tener buen agarre, una bebida energética Red Bull, de la Canabis Energy Drink dudo, o un buen atuendo Yves Saint Laurent nos seguricen ante el desafío.
Naaa.
Lo más probable es que las zapatillas sean seguidas de una amplia gama de ropa deportiva, la bebida energética de algún alcohol y la ropa de marca sea aromatizada por algún caro perfume.
No necesitamos mas que valor para enfrentarnos a la realidad, a la realidad real, no a la que se nos ha ido mostrando desde que tenemos conciencia.
Nos venden una vida sin problemas, la que compramos sin cuestionarnos siquiera el gran problema que significará financiarla y pretendemos alargar nuestra buena salud consumiendo productos de cuyos efectos secundarios nadie habla.
Cuando se descubrieron los efectos nocivos del azúcar refinada pasamos a la sacarina que terminó siendo cancerígena, por lo que pasamos al aspartamo, también nocivo, luego a la sucralosa de la cual se comienza a tener ciertas dudas, dejando paso a la stevia, al momento de endulzar nuestros alimentos. Esto al menos hasta nuevo aviso.
Se nos dice que todo lo que por siempre se ha considerado placentero, como la buena mesa, el buen beber e incluso el sexo, son ilegales o hacen daño.
Dejando de lado lo ilegal en esta ecuación, y el sexo que como alguien dijo por ahí, solo si es sucio es bueno, solo nos queda aquello que nos hace mal para la salud.
La verdad es que no me interesa ser el muerto más sano del cementerio. Sin caer en excesos, prefiero vivir la vida.
Debo terminar estas palabras porque estoy invitado a un asado bien regado en la casa de unos amigos.
Si logro sobrevivir a tanto placer culpable compartido con quienes aprecio, ya escribiré algún otro contra sentido.
Salud.