Cuántos de los trabajos que hoy se entregan por escrito no son más que un simple ejercicio práctico de copy/paste/cut/enter?
En lo personal por mi déficit atencional, suelo escribir varios artículos en uno, no necesariamente de manera sucesiva, por lo que antes de terminar, tengo que hacer una auto edición dividiendo el todo en sus partes, para que lo escrito adquiera cierta coherencia. Mucho cortar de aquí y pegar allá, hasta que logro llegar a algo meridianamente satisfactorio.
En uno de los artículos que escribí alguna vez, no sé si fue por tiempo, distracción o dejación, pero la edición de mis propios escritos, fue desastrosa.
Siempre suelo hacer una última lectura a lo escrito antes de pulsar el enter de envío del mail, pero en esa ocasión, no sé qué pasó. Se fue.
Mi típica mezcla incoherente del principio se fue así, sin ninguna coherencia.
¿Un error?
Absolutamente, el error fue mío y de nadie más.
Me di cuenta, pero y si no hubiese leído el portal ¿hubiese pasado sin pena ni gloria?
Tenía altas probabilidades de ser haber sido así, porque siempre espero que alguien lea lo que escribo, claro que otra cosa es lograr una reacción a lo escrito.
Quizás escribir un par de palabras para aportar, felicitar, criticar o incluso denostar, tome demasiado tiempo en la vorágine del no tiempo que nos está tocando vivir.
O quizás nadie me lee. O quizás a nadie le importa. O quizás…
Sea cual sea la alternativa, siempre me he sentido como un náufrago en una isla solitaria arrojando al mar botellas con mensajes en su interior.
En todo caso, lo que tengo absolutamente claro, es que, gracias a libertad de no existir un compromiso económico, puedo escribir sobre lo que se me antoje, sin restricciones determinadas por una línea editorial rígida dictada por los intereses de quien, al poner el dinero, impone la ley.
En definitiva, escribo para mí, para expresar a través de la palabra escrita, todo aquello que un interlocutor quizás me cuestionaría. ¿Es un acto egoísta?
Puede ser, pero en mi defensa puedo decir que al escribir reflexiono y es bastante probable que, en una conversación futura, esa reflexión me sirva para argumentar sobre mi posición, alejado de una pasión momentánea en la cual solo se pretende ganar.
Escribir es reflexión materializada, fácilmente re pasable en cualquier momento.
Hoy en día mucha gente abre un ojo, y su primer instinto es encender el televisor, y en el mejor de los casos, la radio, sin dejar espacio para los silencios reflexivos.
Me imagino que en las antiguas máquinas de escribir el golpetear de las letras metálicas sobre el papel generaban una cierta música capaz de reflejar por su intensidad, el estado de ánimo de quien escribía. Hoy, los teclados de los computadores suenan menos, pero algo suenan. Al escribir en un teléfono de esos inteligentes, con los cuales incluso se pueden hacer llamadas, me falta el golpeteo de las teclas.
Para variar, ya me fui del título de este artículo, copy/paste/cut/enter, pero al menos alguna coherencia creo haber logrado.
¿O no?
