Correría y Agwa/Käfiv y Companhia Urbana de Dança
Once
Obras: Correría y Agwa – Creación coreografías: Mourad Merzouki – Intérpretes: Diego Gonçalves Leitao, Alexandro Soares, Aldair Machado, Wanderlino Martins, José Amilton Rodrigues, Cristian Faxola, Diego Alves, Aguinaldo de Oliveira, Geovane Fidelis, Cleiton Luiz de Oliveira, Leonardo Alves – Escenografía: Mourad Merzouki, Benjamin Lebreton – Iluminación: Yoann Tivoli – Producción: Käfiv y Companhia Urbana de Dança – Lugar y fecha: Euskalduna Jauregia –Bilbao- 20-02-10 – Dantzaldia
Son once varones, como un equipo de fútbol, cuerpos trabajados, de todas las morfologías, conjuntados en su ritmo interno, capaces de realizar las piruetas más imprevisibles, componer las figuras más inverosímiles, con todos los ritmos, al compás, o en contrapaso, en solitario, con dúos o en preciosos momentos colectivos, conformando una fuerza escénica perfectamente canalizada, ordenada, modelada, al servicio de unas ideas que nos van dibujando sensaciones, emociones, gags, a través d e pequeños gestos o de grandilocuentes movimientos escénicos.
Es la conjunción de once bailarines brasileños con la técnica y al formación de un creador de origen magrebí, para unir disciplinas y estéticas y con ellas trascender, elevar tanto la utilización de los lenguajes urbanos para codificarlos como danza contemporánea como para convertir a ésta en un instrumento de comunicación popular.
Dos piezas de concepción dramatúrgica muy diversa, pero con la misma capacidad unificadora, con apenas apuntes escenográficos para mostrar la urgencia, el movimiento constante, el ir y venir sin aparente destino de “Correría”, al montaje escénico más complejo, la precisión, el uso de elementos escenográficos de “Agwa”. Y en ambas la gran calidad de los intérpretes, la claridad del coreógrafo y una iluminación realmente impresionante, que acompaña, concreta, apoya, resume o amplía todo lo ejecutado. Es un gran espectáculo, donde los once logran una comunicación directa con su fuerza y sus dotes para hacer lo más difícil sencillo.
Carlos GIL