Creada la Plataforma del Teatro en Madrid
Diversos profesionales madrileños han constituido la Plataforma por el Teatro, una agrupación independiente que convoca a los profesionales de los diversos ámbitos de la creación escénica para promover un cambio drástico en las políticas llevadas a cabo en los últimos años por los distintos responsables culturales, con independencia de su adscripción política. “Ante la que consideramos una grave situación por la que atraviesa el sector teatral madrileño, provocada en gran medida por la desatención de las instituciones locales favorecida por la falta de cohesión entre las distintas asociaciones sectoriales, un grupo de profesionales hemos creado la Plataforma del Teatro en Madrid para lograr un cambio radical en las políticas culturales desplegadas hasta el momento tanto por el Ayuntamiento como por la Comunidad. Os invitamos a que leáis el documento inaugural para que, si lo tenéis a bien, lo suscribáis o, en su defecto, contribuyáis con vuestras opiniones al debate social que se pretende abrir para la mejora de nuestro teatro. Vuestras aportaciones podrán incorporarse al ideario de esta plataforma en una próxima asamblea donde también definiremos la forma de representación de la misma”.
Promueven esta iniciativa:Jarek Bielski, Concha Busto, Fermín Cabal, Ernesto Caballero, Alejandro Colubi, Enrique Cornejo, Andrea D´Odorico, Ana Jelín, Juan Margallo, Pepe Ortega y Jesús Salgado.
Nace la Plataforma por el Teatro en Madrid
Nueva York, Londres, París, Tokio, Milán, Berlín… Las grandes capitales del mundo son también las grandes capitales del teatro. ¿Puede alguien describir la vida cultural de estas ciudades sin mencionar Broadway, el West End, la Comedie, la Schaubuehne, el Piccolo, etc. El teatro es sin duda una característica específica de las grandes capitales, lo que las diferencia de las ciudades sometidas culturalmente, incapaces de irradiar cultura, de generar patrimonio artístico, limitadas a un seguimiento manso de las líneas que desde fuera se le imponen.
Madrid, que en su día fuera una de las grandes capitales de la cultura, y naturalmente del teatro, la ciudad que lanzó a Lope, a Tirso, a Calderón, y en el pasado siglo a Benavente, a García Lorca, a Valle Inclán, a Buero Vallejo, ha descuidado peligrosamente ese patrimonio histórico, quizá porque hasta hace muy poco tiempo lo controlaba en régimen de monopolio. El teatro español era Madrid y poco más hasta ayer.
Sin embargo, esta situación ha cambiado desde la descentralización que supuso el Estado de las Autonomías, desplegado a partir de la Constitución Española. Afortunadamente, hoy en día, el teatro español está implantado en muchos lugares de nuestra geografía, auspiciado por sus correspondientes administraciones locales, lo cual ha traído consigo una compleja realidad cultural.
Esta nueva situación ha supuesto cambios sustanciales en la escena profesional a los que pocos han sabido adaptarse: en primer lugar los propios profesionales afincados en Madrid, que hemos preferido aislarnos y afrontar nuestra propia supervivencia artística de forma individual al tiempo que asistíamos a la progresiva desarticulación de un tejido formado por teatros, salas alternativas, productoras, compañías, profesionales de la escena y público.
Por su parte, las instituciones madrileñas tampoco se han mostrado capaces de propiciar una mínima vertebración del sector, no han querido o no han sabido invertir culturalmente en estructuras para que la creación escénica pudiera desarrollarse con normalidad en este nuevo marco reduciendo su actuación de forma casi exclusiva a iniciativas institucionales, sin entender que la creación artística excede ampliamente dicho ámbito.
El Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, ha preferido centrar sus esfuerzos en una exquisita y variada programación de sus teatros municipales con espectáculos de muy diversa procedencia y, no menos diverso, resultado artístico. Una especie de festival permanente al que nada habría que objetar si no fuese porque constituye la única apuesta de relevancia de la política teatral de la Concejalía de las Artes.
De igual modo, la Comunidad de Madrid ha apostado de forma decidida por el Festival de Otoño, un acontecimiento teatral de primer orden del que cada año nos beneficiamos los espectadores madrileños pero que, dadas sus fechas y la apabullante publicidad institucional desplegada, anega completamente el resto de la oferta teatral madrileña. La Comunidad de Madrid, lejos de buscar un deseable acomodo del Festival dentro del panorama teatral de la ciudad, ha optado por ignorar o competir con ese otro gran evento teatral que cada año tiene lugar inmediatamente después del verano: el inicio de la temporada.
La Comunidad sostiene también un plan de ayudas al teatro privado mediante una convocatoria de subvenciones a productoras y compañías, así como una Red de exhibición por numerosos teatros. Se trata de dos bienintencionadas iniciativas a todas luces insuficientes para hacer frente a las necesidades del sector. En el caso de las ayudas, debido tanto a la nimiedad de las partidas presupuestarias como a los inopinados criterios en la aplicación de las normas legales establecidas para su reparto. Y en el caso de la Red, a las arbitrariedades derivadas de un sistema que delega los criterios de selección de espectáculos en cada programador local, cuyas preferencias personales o de sus superiores jerárquicos se convierten en las directrices básicas de la política de distribución teatral.
Esta situación de incertidumbre y falta de definición en la gestión de nuestro teatro ha hecho surgir la Plataforma del Teatro en Madrid: una agrupación independiente que convoca a los profesionales de los diversos ámbitos de la creación escénica para promover un cambio drástico en las políticas llevadas a cabo en los últimos años por los distintos responsables culturales, con independencia de su adscripción política.
Demandamos a las instituciones locales y autonómicas que asuman la función de favorecer, impulsar y promocionar las iniciativas teatrales surgidas de la sociedad, sin que ello implique intervenir en los contenidos creativos, ni luchar contra éstas en competencia desleal. Reclamamos, pues, una decidida voluntad política de apuesta por un nutrido grupo de profesionales que, a pesar de las circunstancias, aún da muestras de un incuestionable vigor artístico, en ocasiones más reconocido fuera que en su propio lugar de trabajo.
En consecuencia, creemos que es necesaria la creación de un instrumento de coordinación entre el Ayuntamiento, la Comunidad de Madrid y los profesionales del teatro para elaborar conjuntamente nuevas medidas necesarias para la reestructuración del teatro de Madrid sobre los principios de la no competencia entre instituciones, y la no competencia de éstas con la iniciativa privada.
De este modo, la profesión teatral junto con sus instituciones deberá establecer, entre otros asuntos, las líneas generales de las ayudas económicas a productoras, compañías y locales de exhibición, los criterios de programación y calendario de los festivales y demás eventos de similar relevancia, los principios que deben orientar el funcionamiento de los teatros públicos madrileños, las condiciones de colaboración de las instituciones con los locales de exhibición privados, las propuestas de intercambio artístico con otros ayuntamientos y comunidades de España, las pautas de actuación que favorezcan la promoción y desarrollo de nuevos creadores y nuevos públicos, las políticas de impulso del teatro infantil y juvenil, los criterios encaminados a dotar de estabilidad a las compañías y a los creadores teatrales, etc…
Madrid aún está en condiciones de volver a ser una de las capitales europeas del teatro; puede y debe conciliar su condición de gran exhibidora del teatro foráneo con la atención, el fomento y el desarrollo de su propia creación escénica. Ante el hecho de que la dinámica actual convierte a muestra ciudad en un mero recinto ferial de espectáculos en tanto su propio tejido teatral se asfixia por una indolencia generalizada, los profesionales que suscribimos este documento hemos decidido unirnos para evitarlo.
Invitamos a los compañeros que compartan estas inquietudes a integrarse en esta plataforma y completarla con sus aportaciones.
Madrid, 12 de junio de 2008
Más información en: http://www.plataformadelteatroenmadrid.blogspot.com/